Pese al anuncio de la Agencia Estatal de Meteorología, que preveía que la borrasca ‘Martinho’, nombrado así por el servicio meteorológico portugués, llegaría a la ciudad autónoma este fin de semana con vientos y lluvias, finalmente no ha sido así y apenas si se ha dejado sentir en Melilla.
Ello no ha sido óbice, sin embargo, para que los Bomberos hayan tenido que realizar varias salidas durante estos últimos días por incendios, roturas de agua y caídas de cascotes.
En algunos de los casos, las salidas vienen provocadas por conductas incívicas de algunos ciudadanos. Ya el miércoles y el jueves tuvieron que desplazarse a la calle río Genil, en el Monte María Cristina. El primer día fue por un fuego en el maletero de un coche, algo que fuentes consultadas por El Faro consideran muy raro, puesto que no hay en ese lugar nada que pueda considerarse un posible foco, por lo que todo apunta a que fue intencionado.
Al día siguiente, prácticamente en el mismo lugar, apareció un colchón ardiendo. Un vecino colaborativo apagó el fuego antes de que llegaran los Bomberos. Si el primer caso aún pudiera albergar cierta duda, ninguna hay en el segundo de que alguien tiró el colchón a la calle y le prendió fuego.
Luego, durante el fin de semana, además de una fuga de agua y una caída de cascotes –que son cosas que siempre pueden ocurrir–, el sábado los Bomberos tuvieron que actuar ante otros varios incendios: uno en la carretera del Polvorín, relacionado con gas rojo; otro colchón en la calle Méjico y otro vehículo en la calle Marqués de Montemar. El domingo hubo otro en una casa abandonada en la calle García Cabrelles.
Un incendio puede ser casualidad, mala suerte o despiste. Cuando se producen tantos seguidos en tan pocos días, algo hay detrás: ciudadanos que no miran por los demás y con una evidente falta de conciencia a quienes no importa causar gastos innecesarios al conjunto de la población. Y llueve sobre mojado, porque esto no es algo de la semana pasada.
Con todo, lo peor puede no ser eso. La pérdida de tiempo y de efectivos de los Bomberos para luchar contra las consecuencia de este tipo de actos vandálicos puede repercutir a la hora de atender un caso que sea verdaderamente grave y que además no haya sido provocado intencionadamente.
Esperemos no tener que lamentar que suceda algo todavía peor por causa de alguna de estas fechorías.