Ilies Amar es un joven melillense de 24 años con una gran pasión por la fotografía y la videografía. Actualmente, es CEO de AmarStudios, una empresa que fundó con el objetivo de capturar momentos especiales de la vida y transformarlos en recuerdos visuales duraderos.
Este joven también colabora con Protección Civil en una demostración de su compromiso con la comunidad. Ilies ha conversado con El Faro sobre sus inquietudes y los retos que afronta un profesional de la fotografía en Melilla.
-¿Quién es Ilies Amar?
-Me considero una persona entusiasta, simpática y comprometida con lo que hago, buscando siempre aprender y crecer tanto a nivel personal como profesional.
Mi camino ha sido diverso. A lo largo de los años he trabajado en distintas empresas, lo que me ha permitido adquirir una visión amplia y habilidades valiosas. Además, tengo un fuerte compromiso social, que se refleja en mi trabajo con organizaciones como Cruz Roja, donde fui voluntario durante siete años y actualmente en Protección Civil, donde continúo prestando apoyo a la comunidad. A través de estas experiencias, he aprendido la importancia de la empatía, el trabajo en equipo y la resiliencia, valores que aplico tanto en mi vida personal como en mi labor empresarial.
–¿Cómo llegó la fotografía a su vida?
-De forma completamente inesperada. Todo comenzó en una boda a la que fui invitado. Durante el evento, tuve la oportunidad de hablar con un fotógrafo y al interesarme por el equipo que utilizaba, le pregunté si tenía alguna cámara en venta. Para mi sorpresa, me respondió que sí y así fue como compré mi primera cámara: una Canon 1100D con el objetivo 18-55mm.
Al principio, me dediqué a hacer fotos de paisajes y deportes, pero pronto me di cuenta de que no era lo que realmente me apasionaba. Un día, buscando más información en YouTube, me encontré con un fotógrafo llamado Marcos de Alberca, cuyo canal no solo enseñaba cómo usar la cámara, sino que también compartía su trabajo como fotógrafo de retratos. Fue en ese momento cuando me di cuenta de que la fotografía de retrato era lo que realmente me emocionaba. Comencé a practicar con amigos y familiares, quienes, con toda su paciencia y generosidad, se ofrecieron a posar para mis primeras fotos. A ellos les debo mucho, ya que me dieron la confianza para seguir adelante.
Poco a poco, fui mejorando mis habilidades y a medida que mi interés por la fotografía de retrato crecía, comencé a invertir en mejor equipo y a formarme, comencé con cursos online y acabé matriculándome en la Escuela de Arte, en el Grado Superior de fotografía. Pero lo que realmente marcó un antes y un después fue cuando una fotógrafa de Melilla, Iman Abdel-lah, me invitó a trabajar con ella en una boda como segundo fotógrafo. Esa experiencia fue transformadora; trabajar con parejas enamoradas, capturando su amor y emoción, me hizo darme cuenta de que la fotografía de bodas era lo que más me llenaba. Desde entonces, esa pasión por retratar momentos de felicidad y amor no ha dejado de crecer.
-¿A qué retos se enfrenta alguien que quiera dedicarse a la fotografía en Melilla?
-Uno de los principales retos es, sin duda, conocer a fondo la disciplina. No solo se trata de saber cómo manejar la cámara, sino de entender bien el ámbito en el que te quieres especializar. En mi caso, la fotografía de bodas, por ejemplo, requiere no solo un dominio técnico, sino también la capacidad de captar emociones y contar historias visuales de una manera única. Es importante aprender sobre composición, iluminación y, lo más esencial, cómo conectar con las personas que estás retratando.
Otro desafío importante es conocer bien el equipo fotográfico. Es fácil dejarse llevar por las últimas cámaras o accesorios, pero lo más importante es saber cómo utilizar el equipo que tienes de manera eficaz, entendiendo qué tipo de equipo se ajusta mejor a tus necesidades y al tipo de fotografía que deseas realizar.
En Melilla, sin embargo, uno de los mayores retos es la falta de oportunidades de trabajo, especialmente para quienes estamos en el sector de la fotografía profesional. La ciudad es pequeña y, aunque hay más de diez fotógrafos dedicados a la fotografía de bodas, la demanda no es tan alta como en otras ciudades más grandes. Esto hace que encontrar clientes pueda ser complicado, porque no se puede abarcar todo el mercado. Es un reto constante, porque la competencia es grande y es necesario diferenciarse, hacer un trabajo de calidad y, sobre todo, tener un enfoque muy personal para destacar.
Además, el hecho de que Melilla sea una ciudad pequeña también implica que muchas veces el trabajo depende del boca a boca y de construir una red de confianza a largo plazo. Es un proceso lento, pero muy gratificante cuando logras fidelizar a tus clientes y hacer crecer tu nombre en la comunidad.
-También está en Protección Civil, ¿Qué le llevó a colaborar con este Cuerpo?
-Mi colaboración con Protección Civil surgió de un impulso personal por contribuir de manera activa a mi comunidad. Siempre me ha interesado la idea de ayudar a los demás y de estar allí cuando se necesita, ya sea en situaciones de emergencia o en cualquier otra circunstancia. Aunque desde muy pequeño había estado vinculado con la solidaridad, fue al ver la labor que realizan estos cuerpos de emergencia y la diferencia que hacen en momentos críticos cuando me decidí a dar el paso.
A través de Protección Civil, pude involucrarme directamente en diversas tareas, desde la gestión de emergencias hasta la colaboración en eventos públicos, pasando por labores de prevención, formación en primeros auxilios, extinción de incendios, cursos con el GIPEC y una amplia formación. Esta experiencia me ha enseñado mucho, no solo sobre las respuestas ante emergencias, sino sobre la importancia del trabajo en equipo, la disciplina y la resiliencia, cualidades que también aplico en mi vida profesional y personal.
Pertenecer a Protección Civil me ha permitido sentirme parte de algo más grande, saber que mi acción tiene un impacto positivo y, al mismo tiempo, me ha proporcionado un aprendizaje valioso que se ha extendido más allá del ámbito de la seguridad y la emergencia, dándome una visión más amplia de la comunidad y cómo se puede ayudar de manera efectiva a los demás.
–¿Es complicado compaginar su trabajo con su vida personal?
-No, actualmente no me resulta complicado. He aprendido a organizarme de manera eficiente, lo que me permite dedicar tiempo tanto a mis proyectos profesionales como a mi vida personal y actividades de voluntariado. La clave está en tener una buena planificación y saber establecer prioridades, lo cual me ha permitido disfrutar de ambos aspectos sin que uno interfiera con el otro. Además, me rodeo de personas que comprenden mi dedicación y me apoyan en todo lo que hago, lo que también facilita mucho este equilibrio.
–¿Cómo se describiría a nivel personal?
-Me considero una persona entusiasta, curiosa y comprometida. Me apasiona aprender cosas nuevas y siempre estoy buscando maneras de crecer, tanto en lo profesional como en lo personal. Soy muy empático, lo que me permite conectar fácilmente con los demás y entender sus necesidades, algo que también me ayuda mucho en mi trabajo. Soy responsable, me gusta organizarme y dar lo mejor de mí en todo lo que hago, pero también trato de ser flexible y disfrutar del momento. Me considero una persona positiva, que enfrenta los retos con una mentalidad abierta, buscando siempre soluciones y aprendiendo de las experiencias.
–AmarStudios cerró ¿Qué fue lo que ocurrió?
-AmarStudios no cerró, simplemente tomé un parón temporal. Necesitaba un tiempo para reflexionar sobre ciertos aspectos personales y hacer un balance sobre cómo quería enfocar mi vida y mi trabajo. A veces es necesario tomar un respiro para reconectar con lo que realmente te apasiona y asegurarte de que estás siguiendo el camino que deseas. Durante este tiempo, pude pensar con más claridad y reorganizar mis prioridades, lo que me ha permitido volver con más energía y enfoque para seguir adelante con mis proyectos.
–Si tuviera que explicar a un melillense lo que supone su labor para la ciudad, ¿qué le diría?
-Le diría que tanto en la fotografía como en la videografía, mi objetivo es capturar y preservar momentos únicos que reflejan la esencia de nuestra comunidad, ya sea en eventos familiares, bodas o situaciones importantes. A través de mi trabajo, trato de contar historias visuales que nos conecten como ciudad, porque cada imagen o video tiene el poder de evocar recuerdos y emociones que nos unen.
Por otro lado, mi labor en Protección Civil tiene un impacto directo en la seguridad y el bienestar de todos. Contribuir en situaciones de emergencia, como en rescates, en eventos públicos o en tareas de prevención, es mi manera de asegurarme de que, en momentos de crisis, los melillenses puedan contar con una red de apoyo y profesionales preparados para intervenir. Esta combinación de mi trabajo como fotógrafo y mi dedicación a la seguridad ciudadana me permite aportar de forma integral a la comunidad, tanto a nivel emocional, con mi arte, como a nivel práctico, con mi compromiso en las emergencias.
-¿Ha hecho otro tipo de fotografía a parte de la fotografía de bodas?
-Sí, además de la fotografía de bodas, también he trabajado en fotografía de retratos y fotografía documental. En los retratos, me gusta capturar la esencia de las personas, sus emociones y su personalidad, lo que siempre resulta muy gratificante. En cuanto a la fotografía documental, he tenido la oportunidad de contar historias a través de imágenes, capturando momentos reales y espontáneos que transmiten la verdad de una situación o evento. Cada tipo de fotografía me ha enseñado algo nuevo y me ha permitido expandir mi visión y mis habilidades como fotógrafo.
He tenido la oportunidad de trabajar para medios nacionales e internacionales, lo que ha sido una experiencia muy enriquecedora. Mi primer contacto con la prensa nacional fue en un salto de la valla que tuvo lugar muy temprano en la ciudad. Tuve la oportunidad de cubrir el evento y capturar algunas fotografías, las cuales luego pude vender al ponerme en contacto con la prensa nacional. A partir de ahí, empecé a colaborar con EuropaPress y mis fotografías han aparecido tanto en periódicos nacionales como internacionales. También han sido emitidas en programas de noticias de grandes cadenas como Telecinco, Antena 3, entre otras. Ha sido increíble ver cómo mi trabajo ha llegado a una audiencia tan amplia y me ha permitido aprender mucho sobre el mundo de la prensa y los medios.
–Cuénteme una anécdota divertida en eventos o en Protección Civil
-Como fotógrafo, siempre trato de transmitir un ambiente alegre y relajado a las parejas con las que trabajo. Lo bueno de ser positivo es que esa energía se contagia y muchas veces me sorprenden con anécdotas divertidas. Hay tantas situaciones graciosas que no sabría por dónde empezar. Desde parejas que se sueltan con bromas durante las sesiones, hasta momentos inesperados en bodas, como cuando un niño intenta robarle la cámara o se desata una carcajada colectiva por alguna pose graciosa que, sin querer, acaba resultando genial. Cada evento es una nueva historia y lo mejor de todo es que esas risas y esos momentos espontáneos se reflejan en las fotos, haciendo que cada trabajo sea único y lleno de recuerdos divertidos.
En Protección Civil, las anécdotas también abundan, sobre todo en las reuniones después de cada turno. Al final de un día ajetreado, siempre nos reunimos para compartir una Coca-Cola, un agua o lo que sea y las risas son inevitables. A veces, entre las historias de emergencias o los comentarios de algún compañero sobre lo que ocurrió durante el turno, nos terminamos riendo de lo más inusual. Es increíble cómo, después de un día intenso de trabajo, esos momentos de camaradería y humor nos ayudan a relajarnos y seguir adelante. Nos cuidamos mutuamente y eso se refleja en la energía positiva que se crea dentro del equipo.
–Destaque algo positivo de la fotografía o de Protección Civil
-La fotografía me ha enseñado a valorar los pequeños momentos y la belleza de lo cotidiano. Lo positivo de esta profesión es que me permite capturar emociones genuinas y momentos únicos que quedarán para siempre. Cada sesión de fotos, especialmente en bodas o eventos importantes, tiene algo especial. Poder inmortalizar esas experiencias y entregar recuerdos que las personas atesorarán toda su vida es, sin duda, uno de los aspectos más gratificantes. Además, la fotografía me permite ser creativo y expresarme a través de las imágenes, lo que es una gran satisfacción personal.
Por otro lado, en Protección Civil, lo más positivo es la sensación de saber que estás ayudando de forma directa a la comunidad. En situaciones de emergencia, puedes marcar la diferencia, aunque sea en pequeños gestos. Saber que tu trabajo puede salvar vidas o prevenir problemas mayores, o simplemente brindar apoyo emocional a alguien en un momento de crisis, tiene un valor incalculable. Además, el trabajo en equipo es fundamental. El compañerismo y la solidaridad dentro de Protección Civil hacen que cada acción sea más eficaz y que el equipo se fortalezca aún más, lo que convierte cada turno en una experiencia enriquecedora.
–¿Y algo negativo?
-En cuanto a la fotografía, uno de los aspectos más difíciles es la presión de entregar un trabajo perfecto, especialmente en eventos tan importantes como bodas. Hay clientes que en menos de una semana ya quieren sus fotografías y siempre les comento que no se editan solas, que tenemos que tener un poco de paciencia para poder editar una a una y que el resultado sea lo esperado. Las expectativas de los clientes son muy altas, y aunque siempre trato de dar lo mejor de mí, a veces la presión por captar todos los momentos clave y asegurar que todo esté impecable puede ser abrumadora. Además, las largas horas de trabajo, a veces sin descanso, pueden resultar cansadas, especialmente cuando se trata de eventos que duran todo el día.
En Protección Civil, uno de los mayores retos es lidiar con situaciones de emergencia donde no siempre hay un desenlace positivo. A veces, a pesar de todos nuestros esfuerzos, no podemos evitar que ocurran tragedias, lo que puede ser emocionalmente difícil de manejar. Además, el trabajo en emergencias es impredecible, lo que significa que, en ocasiones, no sabes qué esperar y eso puede generar incertidumbre. Sin embargo, lo que me motiva es saber que estamos preparados para hacer todo lo posible por ayudar y hacer la diferencia, aunque no siempre podamos controlar todo lo que sucede
–Una Expresión melillense
-Una expresión melillense que me gusta mucho es "nos entanamos". La usamos cuando quedamos con amigos para hacer una quedada estática en algún punto de la ciudad, ya sea en los Pinos, Melilla la Vieja, el Dique Sur, la Huerta, Playa Nueva, o cualquier otro sitio que se nos ocurra. Es una forma de decir que nos reunimos para pasar un buen rato, comer, reír y disfrutar de la compañía. Es una costumbre muy de aquí, donde lo importante no es tanto lo que hagas, sino compartir el momento con los tuyos.
–Un rincón de Melilla
-Aguadú, es muy especial. Es un lugar único donde los melillenses podemos disfrutar de unas vistas impresionantes hacia el mar. Además, es el sitio perfecto para relajarse con la brisa marina, ver el amanecer o incluso darse un buen baño. Es uno de esos lugares tranquilos y auténticos donde siempre se encuentra un momento de paz y, al mismo tiempo es un lugar ideal para compartir con amigos o familiares.
–¿Cuál es su filosofía de vida?
-Mi filosofía de vida se basa en la idea de crecer constantemente, tanto como persona como profesional. Creo en el poder de aprender de todas las experiencias, sean buenas o malas y en la importancia de mantener una actitud positiva ante los desafíos. La empatía y la solidaridad son dos pilares fundamentales para mí; siempre trato de conectar con los demás, ya sea a través de mi trabajo en la fotografía, en mi labor como voluntario en Protección Civil, o en mi día a día. Me esfuerzo por ser una mejor versión de mí mismo, rodearme de personas que me sumen y, sobre todo, disfrutar de cada momento, porque la vida se trata de aprovechar al máximo las oportunidades que nos da.
–Un lugar de ensueño que tenga para viajar
-Italia. Siempre he soñado con recorrer sus calles llenas de historia, desde las antiguas ruinas de Roma hasta los pintorescos canales de Venecia, pasando por la belleza de la Toscana. Me atrae mucho la cultura, la gastronomía y el arte que se respira en cada rincón. Italia es un país que combina perfectamente la tradición con la modernidad y tengo la sensación de que cada ciudad tiene su propio encanto y algo único que ofrecer. Es un destino al que siempre he querido ir para perderme en su magia y vivir nuevas experiencias.
–¿Viajaría al futuro?
-No. La verdad es que los años están pasando tan rápido que prefiero disfrutar del presente y de mi juventud. Creo que cada etapa de la vida tiene algo único que ofrecer y lo mejor es vivirla intensamente, sin apresurarse por llegar a lo siguiente. Prefiero dejar que el futuro se desarrolle de forma natural y ver qué me depara. Al final, lo importante es aprovechar lo que tienes ahora y aprender de cada experiencia, sin querer adelantar lo que aún está por venir.
-¿Cuál sería la época histórica donde viajaría?
-Si pudiera, viajaría al Renacimiento. Me fascina cómo durante esa época se transformaron las formas de pensar, se redescubrió el potencial humano y se revolucionó la creación artística. El Renacimiento marcó un antes y un después en la historia del arte, con figuras como Leonardo da Vinci, Miguel Ángel o Rafael. Sería increíble ver de cerca cómo nacieron algunas de las obras más icónicas de la humanidad y cómo esa revolución artística cambió la manera en que percibimos el mundo.
–Mi tiempo libre lo dedico a…
-Disfrutar con mis amigos y familiares, porque creo que esos momentos son los que realmente enriquecen la vida. También me encanta practicar deporte, especialmente jugar a pádel aunque es cierto que lo tengo muy parado y entrenar para el ciclismo, BTT. Esas actividades me permiten desconectar, mantenerme en forma y disfrutar de la naturaleza, sobre todo cuando salgo a entrenar con la bicicleta. Me gusta mucho el aire libre y la sensación de superarme en cada entrenamiento, siempre buscando nuevos retos.
–¿Qué prenda de ropa no falta en su armario?
-Un buen traje chaqueta. De hecho, ya tengo cinco, porque siempre me gusta estar preparado para cualquier ocasión especial o evento. Creo que un traje bien ajustado siempre transmite elegancia.
–¿Tiene miedo a algo?
-Creo que todos tenemos miedo a algo. Personalmente, mi mayor miedo es no aprovechar al máximo las oportunidades que la vida me da, ya sea por falta de valentía o por miedo al fracaso. Sin embargo, trato de no dejar que ese miedo me paralice; al contrario, lo veo como una oportunidad para crecer y aprender. El miedo es natural, pero creo que lo importante es enfrentarlo y seguir adelante con confianza.
-¿Quiere añadir algo más?
-Quiero aprovechar para agradecer a todas las personas que han creído en mí a lo largo de mi camino. En primer lugar, a mi madre, padre y hermanos; por su apoyo incondicional desde siempre. También a mis amigos y conocidos que, durante mis primeros pasos en la fotografía, nunca me dijeron que no al posar ante la cámara, permitiéndome aprender y mejorar. A Imen Abdel-lah, por confiar en mí y ayudarme en todo lo que le pedí, siempre estando allí cuando lo necesitaba.
A Fran García, Moha, Wahib, Himad, Antonio Sánchez (Antonio Donati) y a todos los que, aunque quizás no los mencione; han formado parte de mi crecimiento. Y, por supuesto, a todos los compañeros de Protección Civil, cuya labor debería ser más reconocida. Gracias a todos por su apoyo, su confianza y por enseñarme tanto a lo largo del camino.