El Observatorio Económico de Melilla echó a andar ayer lunes con su sesión constitutiva, que fue presidida por Juan José Imbroda con la coordinación del abogado melillense Salomón Serfaty, quien será el responsable de continuar la tarea de esta entidad, que será un órgano consultivo, ejecutivo y tendrá la responsabilidad de poner sobre la mesa iniciativas, propuestas, ideas…, todo lo que contribuya al desarrollo y el crecimiento económico de la ciudad. Inicialmente se reunirá con carácter trimestral y está formado por todas las voces económicas que tienen algo que decir, tanto desde el ámbito público como del privado.
Inicialmente, los participantes se mostraron muy comprometidos con el esfuerzo de plantear cuestiones que sirvan de acicate a la economía local. Tan es así que no están por la labor de que sea un simple foro de discusión sino que buscan que el Observatorio esté dotado de contenido suficiente como para que los temas se aprueben allí puedan salir adelante.
Y en ese sentido, mientras el presidente Imbroda exponía los ejes que ya se conocen sobre cuáles son las líneas estratégicas de cara al modelo económico de futuro (turismo, universidad e innovación tecnológica) el coordinador Serfaty se mostró convencido de que Melilla tiene fortalezas más que suficientes como para que se puedan rescatar aspectos que actualmente funcionan y que no deben dejarse de lado.
Es la primera vez que Melilla dispone de un órgano de estas características, similar a lo que podría considerarse como el Consejo Económico y Social que existe en las distintas comunidades autónomas. Pero aquí no solo será consultivo sino que tendrá competencias más amplias, tal y como reclaman sus miembros.
Por cierto que entre los asistentes a la reunión constitutiva no estaban los sindicatos mayoritarios, UGT y CCOO, cuyos máximos dirigentes expresaron ayer también su malestar por la falta de invitación por parte de la Ciudad Autónoma. Entienden ambas organizaciones sindicales que la economía de Melilla no solo la forman los empresarios, emprendedores, autónomos y entidades públicas, sino que una buena parte de la misma corresponde a los trabajadores, que son, advierten, los que, con unos salarios dignos, pueden mover el consumo.
Están enfadados ambos sindicatos porque, además, aseguran que el artículo tres del reglamento que regula el Observatorio Económico obliga a la presencia de las dos centrales sindicales en dicho órgano. Francisco López, de Comisiones, incluso cree que cualquier acuerdo al que pudiera llegarse sería nulo por no estar allí los sindicalistas.
El caso es que no les ha gustado mucho que hubiera representación del Colegio de Abogados, de los arquitectos, por ejemplo, pero no de UGT ni CCOO. El ugetista Javier Valenzuela incluso se plantea no asistir nunca mientras las reuniones sean presididas por Imbroda después de que, según afirma, el jefe del Ejecutivo local se haya reunido con todo el mundo menos con su sindicato.
Al margen del pataleo sindical, esa primera reunión sirvió para establecer las bases de lo que va a ser el funcionamiento del Observatorio, algo que empezaba ya a ser necesario en Melilla sobre todo cuando ésta camina hacia un nuevo modelo productivo.