El presidente del PP de Melilla, Juan José Imbroda, retó este jueves a todos los partidos políticos de Melilla a renunciar al voto por correo para librarnos de esa manera de la sombra del fraude y la corrupción que planean sobre las próximas elecciones autonómicas de la ciudad.
Mustafa Aberchán, líder de CpM, aceptó inmediatamente el reto y lo hizo haciendo público un audio que circula desde hace días por WhatsApp en la ciudad, en el que una persona dice comprar votos para el PP. No sería tan grave si, además, el cepemista no hubiera insinuado que esa persona que se presta a la compra de votos se sentó a cenar en la ruptura de ayuno organizada por los populares esta semana con varios senadores del partido de Alberto Núñez Feijóo.
Por su parte, Gloria Rojas, máxima responsable del PSOE en Melilla, hizo un llamamiento a todas las formaciones políticas, especialmente a CpM y PP, para que animen a la ciudadanía a denunciar la compra de votos.
A esto hay que sumar que la Policía Nacional permanecerá vigilando la sede de Correos hasta el 28 de mayo donde, según Imbroda, incluso se venden turnos para solicitar el impreso del voto por correo.
Algo no funciona como es debido en Melilla cuando los partidos se retan a renunciar a una modalidad de voto que es totalmente legal en nuestro país y sobre la que no planea la sospecha del fraude en ningún otro punto de España.
El problema no es el voto por correo sino el deterioro de los procesos democráticos en nuestra ciudad. Y eso no puede seguir así a la espera de que desaparezca por obra y gracia divina. El sistema judicial y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, en caso de que existan indicios razonables, deberían que actuar con rapidez.
Sabemos que no es fácil. Ir a la raíz del problema requiere recursos materiales y humanos de los que no disponemos, pero algo habrá que hacer para poner a salvo la democracia en este rincón de España. No podemos resignarnos a que cada cita con las urnas en Melilla vaya acompañada de altas dosis de dudas y sospechas.
Porque de ahí, probablemente, vienen las altas tasas de abstención en todos los comicios que se celebran en esta ciudad. El desencanto hace mella entre la ciudadanía que no confía en las elecciones y por eso renuncia a votar.