Los Bomberos realizaron cerca de una quincena de salidas de emergencia. Si el ‘gordo’ de Navidad no cayó en Melilla el pasado miércoles fue porque sabía que podía salir volando. El viento fue el protagonista en la jornada de ayer con fuerte rachas que obligaron a los servicios del Cuerpo de Bomberos a realizar cerca de una quincena de salidas para reparar farolas y árboles caídos y asegurar muchos carteles publicitarios.
La marquesina del aparcamiento del Puerto Noray tuvo que ser retirada por peligro de venirse abajo por el vendaval y algunas tapas de registros y alcantarillas también salieron volando en zonas periféricas de la ciudad, según informaron desde Bomberos a ‘El Faro’.
Otros de los trabajos, ya más habituales, del Cuerpo fue la estabilización de cornisas y saneamiento de viviendas, pues en los edificios más antiguos es común que a causa de las inclemencias del tiempo se produzcan desprendimientos.
Durante la mañana el sol hizo acto de presencia y el viento no impidió a los melillenses a salir a la calle a realizar sus compras navideñas pero sí tuvieron que luchar muchas veces con las rachas de viento que empujaban literalmente al andar.
Horas más tarde parques, jardines y calles parecían un desierto pues no hacía un día, precisamente, idóneo para salir con los pequeños de la casa a jugar a riesgo de coger un constipado que les amargue las fiestas navideñas.
Un Belén por los aires
Lo que sí no pudieron hacer muchos melillenses en el día de ayer fue visitar el Portal de Belén oficial de la Ciudad Autónoma. Las autoridades tuvieron que cerrarlo al público debido a las múltiples incidencias que se registraron a causa del viento. Figuras y ambientaciones quedaron gravemente afectadas al no resistir las inclemencias del tiempo por lo que los Servicios Operativos esperarán a que el temporal amaine para reparar las partes de cabañas y figuras dañadas y poder reabrir el Belén. De momento, no existe una fecha fijada para esta reapertura.
Lo que sí confirmaron es que todos los animales que se encontraban en el Portal de Belén fueron trasladados a un lugar más seguro hasta la nueva reapertura.
Los daños causados por el viento fueron evidentes por toda la ciudad, árboles cuasi ‘elásticos’ cuya inclinación desafiaba a la Ley de la gravedad, señales de tráfico agitándose vertiginosamente e incluso los conductores pudieron sentir desde sus asientos los embites del viento. Nada se escapaba al inclemente temporal que también agitaba las luces de navidad instaladas por las calles melillenses e incluso algunas sufieron las consecuencias y no pudieron lucir como siempre.