Es la tele de la ‘casa’, pero es también la televisión local más antigua de España, la decana.
Ocurrió en la década de los 70 cuando un enamorado del mundo de la comunicación, don Francisco Platero, se lió la manta a la cabeza y aterrizó en el mundo de las frecuencias para contar historias. Tele 9 nació y con ella el mundo de los medios audiovisuales de Melilla.
Le costó carros y carretas arrancar un proyecto que contaba con buenas voluntades y muy poco más, pero lo logró implicando a personas –amigos, todos– exactamente igual de ilusionados en contar historias.
Ese anhelo comunicativo le valió a Paco Platero el reconocimiento unánime –en Deusto– de todos los emprendedores en ésto de la televisión de pueblo y le sirvió de estímulo para mejorar su televisión, allá en esos locales de la calle de Miguel Zazo, donde aún hoy funcionan los departamentos de producción, realización, redacción y continuidad.
Administración, informativos y deportes están en el Cargadero –brazo de tierra– del Mineral y se espera que toda la familia dirigida por Juan José Medina Roldán pueda reunirse en una sola sede. Todo depende de la disposición de superficies y de la voluntad política ‘ad hoc’
Ese puñado de pioneros ha crecido mucho. Hoy son más de 40 personas las que presiden la vida diaria de Televisión Melilla (TVM), casi todo un sector productivo que se encarga de, eso, de producir espacios informativos, magacines y programación especial. Hay complicidad entre los seres humanos, la necesaria para poder ofrecer comunicación televisada y algo más.
Es fácil decir que han pasado veintitantos años desde que TVM sorprendió a los melillenses con televisión propia pero resultó muy difícil convencer a las autoridades de la época de la idoneidad de contar con un canal propio que interesara a los melillenses contando historias propias con nombres y apellidos.
Como ha ocurrido en otros ámbitos, TVM no es monopolista de la comunicación televisiva en la ciudad. Cablemel y Popular Televisión aprietan de lo lindo con profesionalidad, dedicación y vocación. Pero la televisión de Melilla no pierde de vista el norte, tiene claros sus objetivos: informar, entretener, divulgar; y ese milagro se consigue a diario, garantizado.
En los tiempos que se viven, con cualquiera dispuesto a reseñar un hecho histórico, resulta grato acordar que Tele 9, Paco Platero, su hijo, Juan Carlos Platero, y una pandilla de chiflados fueron capaces de apostar, a nivel nacional, por la televisión local. Jamás podrán quedar en el saco del olvido aquellas primeras emisiones, cargadas de nervios y de buen humor, siempre bajo la atenta y cariñosa mirada de quien jamás será olvidado: Paco Platero.