El PP de Melilla ha presentado un escrito ante el Tribunal que debe decidir si el líder de CpM, Mustafa Aberchán, ingresa en prisión tras su condena por el ‘caso voto por correo’, en el que insta al juez a que encarcele al dirigente político.
Los populares de la ciudad consideran que Aberchán, que ya ha sido castigado por la Justicia siendo inhabilitado y multado, no está arrepentido de sus actos y que merece pasar por la cárcel.
El PP está en su derecho para presentar las solicitudes que estime oportunas, la ley lo ampara, pero demuestra con esta acción que su inquina por Aberchán va más allá de la contienda política.
El líder de CpM ha perdido su acta de diputado local y ahora mismo se encuentra inhabilitado para presentarse a un cargo electo. Aberchán ya no es un rival político como antaño, no va a ser el cabeza de cartel al que enfrentarse en las próximas elecciones y a pesar de ello, de estar fuera de esa contienda política, los populares quieran atomizar su imagen y por el camino también a la persona.
La política es un territorio duro, en el que cada cual juega mejor las cartas que tiene pero, una vez que el rival ha perdido el pie, cuando este se juega entrar en la cárcel sin que ello revierta en ningún beneficio más allá que la vendetta, al seguir persiguiéndolo se traspasa una línea que no debería ser tolerada por los ciudadanos.
No todo vale, y el talante, el respeto al contrario y, a fin de cuentas, la buena educación, deberían estar en una mayor consideración dentro el cuadrilátero político que la que ha demostrado el PP local. La política melillense debe huir de los odios personales, debe centrarse en el debate de las ideas y no emponzoñarse en rivalidades que no aportan nada al bienestar de los melillenses y solo sirven para remendar los egos heridos de quienes ya no ostentan el poder.