La Sociedad Española de Ornitología (SEO Birdlife) y Guelaya Ecologistas en Acción realizaron el censo de aves acuáticas de Melilla cubriendo los cuatro hábitat específicos de estas aves el pasado 19 de enero con fuerte viento de poniente. Las fechas internacionales de censos de aves invernantes, entre el 11 y el 26 de enero, se completaron con las observaciones realizadas el 11 de enero en la Red de Aves Marinas (RAM) de Melilla, explicaron las dos organizaciones.
Los cuatro hábitat observados el domingo 19 simultáneamente cubren toda la costa melillense, el embalse de las Adelfas y el río de Oro, aunque el 94.3% de las aves han sido observadas en el mar.
La mayoría de las aves se observaron en los tramos costeros norte y sur. El tramo costero norte cubre la costa acantilada de Melilla con aguas abiertas, el que está menos transformado por las actividades humanas, y por ello donde se han registrado la mayoría de especies y cantidades.
En el tramo norte se detectó durante los dos fines de semana del censo movimientos de pardela balear que el día 11 superaron los 1000 ejemplares, algo excepcional ya que se estima que esta especie en peligro de extinción no supera las 2000 parejas reproductoras, según explicaron desde Guelaya y SEO. “Esta cifra indica una importante área de invernada en las aguas del norte de África para la especie”, declararon.
El tramo sur costero alberga menos observaciones por tratarse de una costa muy humanizada, formada por playas y puertos y por ello presenta una menor riqueza específica ya que en la costa acantilada se han observado 17 especies marinas y en la costa sur solo 7, aunque el viento de poniente pudo afectar a la distribución de las aves y el hecho de no haber actividad pesquera en el puerto de Nador. Por lo que las aves buscaron los acantilados protegidas del viento, contaron desde las dos entidades.
Estas contaron que esto se observó, por ejemplo, con la presencia de 225 gaviotas patiamarillas en el tramo sur, la mayoría, 141, concentradas en la playa de la Hípica, la que menos poniente recibe, pero muchas menos que las 343 que se observaron en los acantilados, de forma creciente hacia el norte desde Melilla la Vieja donde solo se registraron 44 y 40 en la Alcazaba, hasta las 80 entre Horcas y la punta de Rostrogrodo y 140 en la Zona de Especial Conservación (ZEC) de acantilados de Aguadú.
“La concentración de gaviotas patiamarillas en la ZEC de Aguadú es preocupante”, aseguran Guelaya y SEO “por la cercanía de la colonia de gaviota de Audouin, que evita criar cerca de las gaviotas patiamarillas. Como viene siendo habitual por otro lado el censo de gaviota de Audouin es bajo, apenas una treintena, ya que la mayoría de estas gaviotas invernan en aguas atlánticas”.
El tradicional dicho de que las gaviotas con mal tiempo permanecen en tierra quedó comprobado en el embalse de las Adelfas donde se observaron al menos 100 gaviotas patiamarillas, número más alto que el habitual. Este embalse de agua dulce, por otro lado, es el único reducto que tienen las anátidas en Melilla, por lo que alberga una pequeña población de patos azulones.
El Río de oro, por otra parte, concentró las observaciones en las zonas anegadas de agua próximas a la valla, donde se registraron gallinetas y algunos ibis europeos, que invernan en Melilla desde hace pocos años. Las lavanderas cascadeñas y las lavanderas blancas también estaban presentes pudiendo distinguirse en estas últimas las subespecies europeas que están en invernada y las norteafricanas que son residentes todo el año.
“La desembocadura del rio, con su humanización, estanques y lecho hormigonado ha perdido la presencia de aves limícolas”, explicaron las dos organizaciones.
Estas indicaron que es la tercera vez que el grupo local de SEO/Birldlife y Guelaya colaboran en la realización de estos censos “que esperamos que en años venideros se conviertan en una oportunidad para los amantes de las aves y para iniciarse en la observación de aves, un patrimonio natural del que en Melilla también se puede disfrutar”, manifestaron.