El consejero de Medio Ambiente, Ramón Gavilán, respondió a las críticas de Guelaya afirmando que la desembocadura evacuará 1.100 metros cúbicos de agua por segundo.
Las críticas de la asociación Guelaya – Ecologistas en Acción al proyecto de cubrimiento del Río de Oro no han tardado en encontrar respuesta en boca del consejero de Medio Ambiente, Ramón Gavilán, quien no dudó en defender dicha iniciativa a capa y espada rebatiendo todos los puntos señalados por la ONG melillense. Así, subrayó que el proyecto incluye una obra de ensanchamiento del cauce en su tramo final para evitar nuevas inundaciones, por lo que no habría peligro alguno en caso de lluvias torrenciales.
Mientras que a día de hoy la capacidad de desagüe de la desembocadura es de 600 metros cúbicos por segundo, con la tareas de remodelación se incrementaría hasta los 1.100, garantizando así la evacuación de agua por fuerte que fuera la riada.
Al margen de los aspectos hidráulicos, el consejero señaló que la iniciativa está en manos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, cuyas primeros informes son favorables. Además, reseñó que Guelaya, pese a tener una copia del proyecto, se dirigió a este organismo “omitiendo detalles del mismo”, llegando a afirmar que la obra se pretendía llevar a cabo “por cuestiones políticas”.
En cuanto al dirigente de la asociación ecologista, Manuel Soria, quien auguró en este medio que tal iniciativa no obtendría el visto bueno del Ministerio de Medio Ambiente, Gavilán le preguntó “si tiene algo pactado” para que la obra no salga adelante. “Son declaraciones realizadas con malicia”, afirmó el consejero, “ya que tiene en su poder la documentación del proyecto y ha mentido al respecto. No sé que interés tiene en entorpecer la labor de la Ciudad Autónoma”.
Trabajo y limpieza
Abandonando las contestaciones a Guelaya, Gavilán destacó que el cubrimiento del río tendría consecuencias muy beneficiosas para la ciudad. La primera de ellas, la creación de numerosos puestos de trabajo debido a la magnitud de la obra y, por otro lado, mejoras en la limpieza y el urbanismo de la zona.
A día de hoy, las aguas estancadas de la desembocadura, motivo de infecciones y mal olor, se eliminan mediante el vertido de arena, ensuciando así el mar. Sin embargo, con las obras de soterrado se instalará una tubería que canalice el agua hasta el colector general para su paso a la depuradora, asegurando así la limpieza del cauce y de mar.
Por último, afirmó que se ganará espacio con la cubierta ya que pasará a ser “como una extensión de la explanada de San Lorenzo”. Así las cosas, al consejero no le quedó más que señalar que el proyecto son “todo ventajas, se mire por donde se mire”, por lo que conminó a Guelaya a explicar sus críticas.