Nabila Abdellazis Mohamed es actualmente la única mujer conductora de ambulancia. Pero no siempre fue así. Ha tenido compañeras en esta profesión, aunque ninguna ha continuado por diferentes circunstancias. Ella comenzó en 1998 en esta profesión. Es técnico en emergencia sanitaria.
–¿Por qué escogió esta profesión?
–Es un por una cuestión sentimental. Mi abuelo murió de una parada cardiorrespiratoria. Era joven tenía tenía 61 años y fue todo muy rápido y no nos lo esperábamos porque no tenía ninguna enfermedad. Una vez que pasó eso, un día iba caminando para volver a casa, pasé por la puerta de la Cruz Roja miré y entré. Y pregunté para hacer algún curso de primeros auxilios. Me atendió el coordinador, que en aquella época era Pedro González, que es mi mentor y al que yo le debo lo que soy ahora mismo. Confío en mí y me atendió. Hice todos los cursos y con el tiempo estuve primero al teléfono, atendiendo a las llamadas, y luego ya en la ambulancia. Después, cuando vino la primera empresa de ambulancia aquí a Melilla en 1999, lo que estábamos en Cruz Roja cogimos y fuimos a entregar el currículum. A mí me echaron el currículum para atrás de primeras. Me dijeron que no querían a mujeres porque decían que no teníamos la fuerza física que hacía falta para este trabajo. Es verdad que es un trabajo en el que tienes que estar fuerte. Así que me dijeron que lo sentían mucho, pero que me podían poner al teléfono. Y yo le dije que no, que yo quería estar en la ambulancia y me fui. Eso fue hace 20 años y ahora las cosas son diferentes. No obstante, después se lo pensaron o no sé si alguien hablo por mí y dijo que yo sí valía para el servicio, pero me llamaron a los dos días ofreciéndome el trabajo. Yo sospecho que fue Pedro González quién hablo por mí, porque él se indignó muchísimo cuando me dijeron que no. Primero fuimos camilleros. Esta profesión se ha regulado hace poco, en 2007, a pesar de que fuimos los primeros en el transporte extrahospitalario.
–¿Cuál es el trabajo de un técnico?
–Nosotros hacemos un poquito de todo. Desde la conducción al mantenimiento del vehículo y las tareas auxiliares. Hacemos de psicólogo, de Bomberos, de policía... porque muchas veces hay que sacar a los pacientes de los vehículos y tenemos que romper los cristales o cualquier cosa si somos los primeros que llegamos. Sin embargo, no sé por qué no somos personal sanitario cuándo tenemos muchas más atribuciones que otros puestos similares que sí se consideran sanitarios, además de mucha más responsabilidad porque trabajamos a vida o muerte y somos los responsables del vehículo y de la seguridad del equipo.
–¿Ha tenido que demostrar que valía para este trabajo?
–Bueno yo nunca he sentido que tenga que demostrar nada. Quizás al principio cuando empecé, me encontré con el tema de que se pensaban que por ser una mujer no iba a tener la fuerza física para hacer el trabajo. Es verdad que en esa época había muy pocas mujeres. Pero yo nunca he sentido que tenga que demostrar nada a nadie. He tenido unos buenos compañeros siempre. Nunca me he sentido inferior a ellos. Siempre me han considerado como una más.
–¿Se siente un referente?
–La verdad es que nunca me he sentido así. A pesar de que durante muchísimos años ha sido la única técnico.
–¿Qué papel cree que tiene la mujer en la sociedad?
–Hombre yo veo que vamos avanzando pero todavía no estamos a la par. Cada vez es mejor la situación de la mujer y estamos mejor consideradas en todos los sectores aunque hay algunos que no. Pero en el mío no puedo decir qué que me haya sentido discriminada o diferente. Pero nos queda todavía mucho camino.
–¿Cuáles han sido los momentos más duros en este trabajo?
–Pues hay muchos. Con el tiempo aprendes a no llevarte a casa cosas, es muy difícil, pero con el tiempo se logra. Pero hay dos momentos que por mucho que quiera no puedo olvidar. Uno de ellos fue cuando estaba en la Cruz Roja, que se estrelló el avión cerca de Melilla y fue terrible ver los restos de las personas que viajaban en el avión. Eso me dejó muy mal. Llevaba muy poco tiempo y no estaba acostumbrada a ver cadáveres. Y otro momento que también fue muy malo para mí fue el caso de un familia de chico que tenía esquizofrenia. Su padre había muerto hacía pocos días y él no aguanto y se arrojó desde un cuarto piso. Cuando llegamos aún seguía vivo aunque no había ninguna esperanza, pero seguimos trabajando. Y estando allí la madre nos estaba contando que había cogido a su hijo de los pies pero no pudo aguantar su peso. Eso me dejó muy marcada. Al principio llegas a tu casa llorando, enfadada y está durante horas hablando de lo que has hecho y lo que no has hecho. Pero con el tiempo aprendes a que esto es un trabajo y que en el trabajo hay que pensar en los pacientes, pero en casa hay que estar con la familia. Tengo una técnica y es no mirar al paciente a la cara ni indagar en su vida. Yo hago todo lo que tenga que hacer en ese momento. Pero hay gente que se acuerda de nosotros y por la calle me han parado un montón de veces diciéndome que la ayudamos tal día. Aunque no me acuerdo porque tienes que ir borrando de tu mente todas esas experiencias. De todas formas, los abuelillos son mi delirio porque son muy agradecidos muy muy cariñosos. La mayoría de nuestros pacientes son gente mayor de la tercera edad. Estamos encantados con estar aquí en la Residencia de Mayores .
–¿Y algunos momentos buenos?
–Momentos buenos son los nacimientos. Hemos tenido muchos partos en vía pública, dentro de la ambulancia, y en las casas. Eso para mí es lo más emocionante. Siempre lloramos. Todo el equipo cuando sale el crío respiramos aliviados. Otra cosa buena es cuando una persona entra en parada cardiorrespiratoria y conseguimos que se recupere y que su corazón vuelva a latir. Eso es una cosa que no se puede explicar. Cuando un corazón está parado y vuelve a latir y lo has hecho tú con tus manos, es dar la vida otra vez. Es como otro nacimiento.
Soy compañera trabajo en la residencia soy auxiliar de enfermeria y me siento muy orgullosa de tener a una profesional como tu en nuestras ambulancias y desde aqui os felicito a toda la plantilla pk vuestra labor salva a muchos pacientes un gran abrazo