Investigador del Instituto de Historia y Cultura Militar, ha visitado Melilla para dar una charla sobre los himnos que componen el Cancionero Legionario.
Antonio Lillo es investigador y profesor adjunto del Instituto de Historia y Cultura Militar, cuya sede está en Madrid. Esta semana ha venido a Melilla para pronunciar en la UNED una conferencia titulada ‘El Cancionero Legionario’ y también ha visitado el plató de FaroTV.
–Hablar de música militar en Melilla implica mencionar ‘El novio de la Muerte’.
–Su historia surge casi de la necesidad imperiosa, después del Desastre de Annual, de hacer una canción que infundiera animos al Ejército español. En aquella época, uno de los letristas con más éxito en el mundo del cuplé era Fidel Prado. Hacía un año que la Legión se había fundado y España tenía una esperanza tremenda en ella. El letrista hace un homenaje a los legionarios. Escribe esta maravillosa canción y se la da a Juan Costa, un músico extraordinario de los años 20.
Lola Montes la interpretó fruto de la casualidad. Se encuentran ella y Fidel Prado casualmente en la calle Montera de Madrid. Él le enseña la partitura y le dice que a ella le iría perfectamente. En casa del maestro Romero ella hizo una audición y les gustó mucho. Ella estaba de gira y la estrenó en Málaga, en el Teatro Vital Aza, con mucho éxito. Allí la escuchó la duquesa de la Victoria, que le sugirió que actuara en Melilla. Y el éxito aquí fue apoteósico.
–Usted trabajó con Ricardo Fernández de la Torre, al que define como el gran experto en música militar de España
–No me cansaré de repetirlo: si Johann Sebastian Bach es el padre de la música clásica, Ricardo Fernández de la Torre es el padre de la música militar. Para mí lo ha sido todo. Ha sido mi maestro y es mi referencia. Todo el que quiera investigar sobre la música militar tiene que investigar a Ricardo.
–En su conferencia en la UNED dijo que los legionarios cantaban himnos de ejércitos de países que lucharon en la Primera Guerra Mundial.
–Naturalmente. Al ser un tercio de extranjeros, muchos soldados habían participado en la Primera Guerra Mundial. No hay que olvidar que el conflicto había terminado dos años antes de que se fundase la Legión (1920). La canción más representativa de esa guerra fue La Madelón. Fue la que caló más entre los soldados del Tercio, quienes hicieron una adaptación. Esa canción fue un icono, como también lo fueron ‘Lili Marleen’ y ‘El novio de la Muerte’.
–¿Los legionarios tenían necesidad de una canción propia, que no fuera extranjera?
–Efectivamente. El fundador de la Legión, Millán Astray, encarga el himno ‘Tercios heroicos’, que tiene mucha fuerza, garra, brío, energía, y una contraseña tremenda: ‘Legionarios a luchar, legionarios a morir’. La gente cree que el himno de la Legión es ‘El novio de la Muerte’ . No. Nunca lo fue oficialmente. El himno actual es ‘La canción del legionario’.
–Pero sí se le puede considerar el más representativo.
–Sí, sin duda alguna. Siempre irá asociado a la Legión. Es un caso raro en la música militar, porque nace en un cabaret y se transforma después en una marcha de desfile y luego, en 1952, en marcha procesional, una de las más emotivas que se pueden sentir.
–¿Ha visto la obra teatral que representaron los legionarios en el Kursaal?
–Sí, y me ha agradado mucho. Me encantó la banda de guerra. Han ensayado muchísimo y eso se notaba. Ojalá se difundiera en otras ciudades de España.