A poco más de cinco meses de los comicios locales de 2019,los partidos empiezan a fijar su discurso de cara a la carrera electoral. Tras el varapalo del Partido Socialista en Andalucía en las recientes autonómicas, algunos vaticinan que un escenario similar podría producirse en Melilla. Comparan los 36 años en el poder de los socialistas en la comunidad andaluza con los años de gobierno del PP en Melilla y arriman el ascua a su sardina para extrapolar estos resultados.
Pero Melilla no es Andalucía, ni el PP melillense es el PSOE andaluz.
El partido de los Chávez y los Griñán, que ahora lidera Susana Díaz quien intentó dar el salto a la política nacional y abandonar su tierra, se ha visto inmerso en uno de los mayores casos de corrupción de la historia de nuestra democracia. Miles de millones de euros que se perdieron por el camino para beneficiar a amiguetes en perjuicio de los contribuyentes andaluces.
Por contra, aquí en Melilla, el partido que gobierna no ha tenido ningún caso comparable que pueda provocar un vuelco electoral como el vivido en Andalucía.
Si los ciudadanos deciden cambiar el sentido de su voto, seguramente no sería por las mismas razones que los andaluces han retirado su apoyo a los socialistas.