El primer día de la repetición del juicio contra Leila Escofet, acusada de un delito de asesinato por la muerte de su bebé en diciembre de 2012, finalizó con la declaración de tres de sus familiares, su tía, su hermano y su madre.
Ésta última comparecencia fue la más prolongada de las tres y también la más emotiva. En todo momento, la madre de Leila, Fatima Mohamed, quien fue también juzgada, condenada y después absuelta en el proceso judicial anterior, dijo creer que su hija “se había ido a hacerse un aborto”, cuando el ginecólogo que operó a su hija en el Hospital Comarcal le confirmó el embarazo. Sin embargo, el ‘baile’ de cifras sobre el tiempo de gestación de la joven parturienta no hizo sospechar a nadie la posible existencia de un feto y mucho menos en la vivienda familiar. No obstante, fue la madre de Leila quien cuatro días después del parto halló el cuerpo sin vida del bebé envuelto en una toalla y metido en una estantería del cuarto de baño.
Fatima Mohamed explicó que tras el hallazgo, habló con un abogado y fue a la casa de su hermana para hablar con su hija, sin conseguir de ésta una respuesta de lo que había ocurrido. Por ello, acudió inmediatamente al Juzgado de Guardia y allí denunció el hallazgo el día de Navidad. Dos días después detuvieron a Leila Escofet, al día siguiente a Fatima Mohamed y su pareja y un día más tarde a la tía de la joven parturienta. “Ahí empezó la hecatombe”, recalcó Mohamed.
La madre de la acusada explicó que la relación con su hija en aquella época era “distante”. No había, por tanto, una comunicación fluida entre ambas. Por ello, Fatima Mohamed desconocía y nunca sospechó del embarazo de su hija. Tampoco obtuvo respuestas por parte de su hija, tras lo sucedido, “yo le preguntaba y ella agachaba la cabeza y lloraba. No me miraba la cara”.
La madre de Leila Escofet limpió el baño, mientras los sanitarios estabilizaban a su hija en la ambulancia y la trasladaban al Hospital Comarcal. Aseguró al jurado popular que en ningún momento vio la toalla en la que su hija momentos antes envolvió a la recién nacida, por la ubicación de la estantería. “Te tenías que agachar para ver el bulto”, afirmó.