El ministro rebatió las críticas del comisario de Derechos Humanos que, tras visitar Melilla, dudó de la legalidad de las ‘devoluciones en caliente’.
El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, alertó ayer contra el riesgo de “buenismo” que “suele llevar anexa la patología del racismo y la xenofobia” al tratar de gestionar la inmigración, que el Gobierno quiere hacer “legal y ordenada”.
Durante su visita a Nuakchot (Mauritania) el ministro rebatió las críticas del comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Nils Muiznieks, que tras visitar la valla de Melilla, puso en duda la legalidad de las llamadas ‘devoluciones en caliente’ de inmigrantes irregulares en las fronteras de Melilla y Ceuta.
“Alguien tendrá que explicar por qué cuando hablamos de controlar las fronteras exteriores, y las que tenemos en Ceuta y Melilla están sometidas a una presión sin parangón en la Unión Europea, resulta que se cuestiona que España controle esa frontera”, aseguró.
“No puede ser que unos pocos países aguantemos la presión migratoria y, encima de que controlamos nuestras fronteras cuando se nos pide de forma especial en estos momentos, en lugar de comprensión y ayuda, recibamos críticas”, se lamentó.
Para el ministro hay un “buenismo” cuando se critica la gestión de la inmigración “legal y ordenada” propuesta por su Gobierno que lleva acarreado un serio riesgo de xenofobia, especialmente grave en un país como España en el que “no se ha producido la aparición de fuerzas xenófobas”.
Fernández Díaz puntualizó además ante las palabras del comisario (que se refería al supuesto atropello al derecho de asilo) que “la experiencia demuestra que sólo una ínfima proporción de los que intentan entrar en Ceuta y Melilla viene buscando asilo; se trata de inmigrantes por razones económicas”.
En este sentido, prometió la próxima instalación, sin especificar fechas, de oficinas de asilo en las fronteras de Tarajal (Ceuta) y Beni Enzar para tramitar las peticiones, que, según él, “acreditarán que la mayoría son personas que sencillamente tratan de entrar ilegalmente”.
“No hay legislación nacional, europea o internacional cuya interpretación traiga como consecuencia que un país no está en condiciones de defender su soberanía; pues bien, Ceuta y Melilla definen el límite del territorio español, íntimamente ligado a la idea de soberanía", remachó.
Pese a que Marruecos no reconoce teóricamente la soberanía de Ceuta y Melilla, su contribución por protegerlas de los asaltos de emigrantes en los dos últimos años ha sido constante, y en este sentido Fernández Díaz insistió en que “hay que ayudarle en el ya muy importante esfuerzo que desarrolla, pues está desplegando muchos recursos humanos y materiales en controlar la inmigración irregular”.
El ministro pidió también que Frontex “asuma un papel especial y se implique más ante las dificultades que tiene Marruecos” al combatir el problema migratorio.