La Policía Local ha confirmado a El Faro la detención de cuatro jóvenes marroquíes acusados de intentar abusar sexualmente de dos chicas, una de ellas menor de edad, en el Paseo Marítimo.
Las niñas estaban en una de las zonas más concurridas de la ciudad, sobre todo en verano, cuando los supuestos agresores, que carecen de antecedentes penales, se abalanzaron sobre ellas e intentaron arrastrarlas hacia unas palmeras, según el testimonio de las adolescentes.
Fue una suerte que pudieran escapar, llamar a la Policía y que los agentes consiguieran detener a los presuntos agresores en la zona de Minas del Rif y los aparcamientos de la COA.
Aún así, el susto se lo han llevado, además de pasar por la desagradable experiencia de ver cómo unos extraños las manoseaban sintiéndose, probablemente, los reyes del mambo.
Es el segundo caso de delitos sexuales que tenemos en este de agosto, que va camino de ser un mes de infarto.
El otro incidente ocurrió el pasado día 4, cuando una joven asegura que dos hombres la rociaron con un ‘spray’ que le dejó inconsciente y despertó en medio de una violación, dentro de una furgoneta, aparcada en una finca cercana a Barrio Chino.
En este caso, como en el de las chicas del Paseo Marítimo, los agresores eran de nacionalidad marroquí.
Sabemos que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado están alertas con los controles en la frontera, pero hay que arreciar aún más la vigilancia fronteriza porque tenemos la Feria de Septiembre a la vuelta de la esquina y el recuerdo de la anterior aún reciente: Fue de todo, menos tranquila.
De momento, los sindicatos policiales aseguran que no se está produciendo la tradicional avalancha de Menas (menores extranjeros no acompañados) que se cuelan cada agosto en Melilla para conseguir una plaza de polizones en los camiones que traen las atracciones de la Feria.
Aún así, la preocupación existe. Cuesta creer que hasta el Paseo Marítimo sea un punto ‘peligroso’ para las melillenses.
Hay que ser muy duros con los que delinquen. Estamos encantados de que venga turismo a Melilla, pero sería deseable que el turista que delinca no vuelva a pisar la ciudad.
Llama la atención que el violador del ‘spray’, un marroquí residente en Melilla, tuviera antecedentes penales por hechos similares. ¿Debería perder su permiso de residencia en España? La justicia decidirá qué hacer. A nosotros nos gustaría sentirnos seguros en nuestros 12 kilómetros cuadrados.