El presidente de Coalición por Melilla Mustafa Aberchán, puede caer mejor o peor. Algunos le habrán votado, otros no lo harían en su vida. Tiene sus defensores y también sus opositores. Se puede estar de acuerdo con sus propuestas o no, pero ayer sin duda, cuando compareció, lo hizo con un mensaje para todos los melillenses: aquí el único enemigo, el único rival es el virus. Aberchán ha pedido unidad, responsabilidad y ha reclamado que se escuche a los profesionales de la Sanidad para hacer frente a la pandemia de coronavirus
No es momento de enfrentarse, ni de chismorrear sobre los demás buscando enfrentamientos, ni de filtraciones tóxicas para dejar en evidencia al otro porque es de distinto signo político. No. La batalla que se está lidiando no es la de unos adolescentes, sino la de toda una sociedad contra un enemigo invisible que está haciendo más daño que nunca, que está desatado, que está matando gente, que está saturando los hospitales, que está haciendo mucho daño y generando cuantioso dolor.
Ese es el enemigo. Ahora mismo no hay otro. No estamos para tonterías, para enfrentamientos, para lucha de poderes... Habrá tiempo, ojalá lo haya, porque significará que todo está encarrilado de manera adecuada. Aberchán acertó en sus valoraciones como en sus reclamaciones, porque si en esta batalla no hay unión, no hay seriedad y no hay apoyos, lo vamos a pasar muy mal.
Nos estamos jugando la vida. Ya son 15 los melillenses que han muerto por el Covid-19, 15 familias directas destrozadas y muchas otras afectadas. Tenemos cada vez más contagiados, mucha gente joven con cuadros gravísimos, ingresos en el Comarcal que se multiplican... la situación no es buena. Y no tiene pinta de que la mejoría sea inmediata.
Ante esta situación delicada el único mensaje que cabe es el que ofreció Aberchán: unidad. De momento se restringe cualquier movimiento con la península. Decisión que parcialmente fue adoptada por Melilla pero que después ha sido absorbida por una Andalucía que no va a permitir movilidad en su propio territorio.
No queda otra. Sí, la medida puede ser impopular. ¿Pero saben lo que nos estamos jugando?: la vida, la nuestra y la de los demás. No caben ya los viajes porque sí, los trayectos de placer, las salidas que no sean justificadas. La única vacuna es el cuidado de uno mismo y ante eso no cabe más que hacer lo que los expertos nos dicen. Sí, los expertos, personas entendidas, técnicos que están formados y que nos recomiendan una serie de pautas que son las necesarias para que la situación no llegue a unos extremos en los que no exista ya capacidad de reacción.
Esto es algo que parece que un sector de la sociedad no entiende, el mismo que no se cree las muertes, el mismo que tampoco hace caso de los contagios, el mismo que con su actitud ha provocado que el cuidado de los demás de nada sirva.
Todos los sectores están sufriendo los efectos de la pandemia, todos atraviesan momentos difíciles, la vida actual no es la que nos imaginamos hace unos meses. Todo ha cambiado hasta que no haya una vacuna. Por eso no nos queda más que cumplir con las recomendaciones y, sobre todo, colaborar para que todas se cumplan, enfocando los esfuerzos a sacar todo adelante, no a enturbiar el trabajo que lleven a cabo los demás.
Esas declaraciones están muy bien y la inmensa mayoría, yo desde luego, las firmaría. Pero hay algo que no encaja: esto lo dice el presidente del partido más importante que gobierna Melilla y con mayoría absoluta en el Consejo de Gobierno...¿qué problema hay para hacerse oír e imponer esas medidas, realmente muy necesarias, en el equipo de gobierno?