El sector de la hostelería local despide una Feria que deja un sabor amargo. Exceptuando un par de casetas que han hecho el agosto (a la de Ceuta y Costalero les ha ido bien) el resto baja la persiana con la sensación de que ha sido más floja que la del año pasado.
La cercanía de la Pascua Grande de la comunidad musulmana, sin dudas ha influido porque la mitad de la población de esta ciudad está inmersa ya en los preparativos de su fiesta grande con todos los gastos que esto conlleva. También hay que tener en cuenta que después de muchos veranos apretándonos el cinturón, las agencias de viaje de la ciudad notaron este año un repunte en las reservas. El presupuesto es el que es: o nos vamos de vacaciones o disfrutamos a tope de la Feria. Y por si no fuera suficiente, hay que sumar la vuelta al cole, que la tenemos al doblar de la esquina, aunque esta cuesta de septiembre la subimos todos los años. Habría que añadir una última razón: la espantada nocturna. Después de varias ferias en que la delincuencia nos ha amargado la fiesta, este año la gente se ha negado a salir de casa por las noches. Las casetas se han quedado desangeladas y las cenas han sido muy discretas. Quizás ese miedo esté ahora menos justificado porque, a decir verdad, no ha habido hasta ayer ningún suceso de relevancia como para empañar las fiestas. Algo habrá influido el hecho de que la frontera haya estado ‘cerrada’ y se hayan visto pocos visitantes marroquíes por el Real de la Feria. Lo han notado los puestos de golosinas que cifran las pérdidas en un 30% respecto a 2015. Pero no todo son lamentos. La Viceconsejería de Juventud ha encontrado por fin la fórmula mágica para mantener a los jóvenes entretenidos, divertidos y juntos en el recinto ferial. Las fiestas organizadas en el Espacio Joven de la Caseta Municipal han sido todo un éxito que más de uno echará de menos en cuanto retiren los toldos. Los adolescentes de esta ciudad han encontrado su sitio en la Feria, lejos del botellón. Dos de las actuaciones programadas para ellos (el concierto de Dasoul y el de DJ Monchi) agotaron las entradas. La fiesta de la espuma, la batalla de gallos, la Pokefiesta... han demostrado que en esta ciudad lo que faltaba era echar a volar la imaginación.