Podría pasar en el centro al menos un año, hasta que se dirima si se vulneraron los derechos humanos al echarle.
Badr Hamoumi, el marroquí que pasó un mes viviendo al raso en los alrededores del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) y que fue readmitido en estas instalaciones hace dos semanas, podría pasar al menos un año viviendo en este centro. De hecho, según el auto del juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 5 al que ha tenido acceso El Faro, un juez ha ratificado la readmisión de este joven en el CETI.
Ahora Badr se quedará en este centro hasta que se resuelva el procedimiento que tiene que determinar un juzgado de Madrid. Se tiene que dictar sentencia sobre si, al ser expulsado del CETI, se vulneraron los derechos humanos. Hay que recordar que en el escrito que este chico envió el pasado 3 de marzo al Ministerio de Empelo y Seguridad Social lamentaba que fue expulsado del centro “sin mediar resolución ni procedimiento administrativo” según el auto del juzgado, y que, siempre según el auto, se vieron “obligados a pernocar en la vía pública”.
Orden de expulsión
A este escrito, dirigido a la Secretaría de Estado de Inmigración, el marroquí no tuvo respuesta, por lo que acudió a la vía judicial, que determinó su readmisión cautelar hasta que se dicte sentencia.
Sin embargo, lo más paradójico de esta situación es que sobre Badr Hamoumi sigue pesando una orden de expulsión de España, ya que pidió asilo y éste le fue denegado, motivo que provocó la expulsión del CETI.
Aún así, Badr recurrió esta decisión, lo que no quita que pueda permanecer en territorio español. De hecho, al no haber solicitado el letrado que llevó el caso de su protección internacional una medida cautelar de readmisión, el joven debería abandonar España, pese a que otro juez, por otra causa diferente (la antes citada expulsión del CETI sin presuntamente trámite administrativo de por medio), determinó que debe residir en el centro hasta que se determine si se vulneraron los derechos humanos.
Hay que recordar que el caso de este chico marroquí es paralelo al de Aziz El Aabedy, un muchacho de su misma edad que también fue readmitido de forma cautelar en el CETI, pero que está en paradero desconocido.
Ambos son marroquíes, pero profesan el cristianismo. Según relata Badr, esta razón fue la que le hizo abandonar su país de origen, ya que se sentían perseguidos por su forma de pensar y de demostrar sus creencias religiosas ante otros ciudadanos.
Aziz, el otro chico marroquí, no aparece y se cerrará su caso
A la vez que un juez ratificó la readmisión en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Badr Hamoumi, también lo hizo en el caso de Aziz El Aabedy, otro chico marroquí que se fue de Marruecos por ser cristiano y sentirse perseguido y que tras pedir asilo y serle denegado, pasó casi un mes viviendo junto al centro.
En un primer momento, Aziz tenía derecho a volver al CETI, igual que su compañero Badr. Sin embargo, cuando el juzgado de lo Contencioso-Administrativo de Madrid tomó esta decisión, Aziz estaba en paradero desconocido. Aún a día de hoy sigue sin aparecer, por lo que, según el auto al que ha tenido acceso El Faro, su procedimiento será cerrado y su caso archivado.
Hace dos semanas, cuando un juzgado decretó su readmisión cautelar en el CETI, los compañeros de fatigas de este chico, que habían pasado más de un mes viviendo en la calle con él, no sabían dónde había ido, simplemente que una mañana ya no estaba en el campamento.