El anuncio realizado ayer por el presidente del Gobierno de la Nación, José Luis Rodríguez Zapatero, de no presentarse como candidato a las próximas elecciones generales abrió ayer el debate en todos los ámbitos políticos, tanto locales como nacionales, ante una noticia que si bien era esperada, no por ello ha dejado de ser sorpresiva. Desde el Gobierno de la Ciudad se aplaude la decisión, aunque la consideran escasa en tanto que debería ir acompañada de la disolución de las Cámaras y del adelanto de las elecciones para tratar de cambiar el signo de una política que cada vez cuenta con más detractores.
El Partido Popular quiere llegar a la Moncloa para devolver al país y a los ciudadanos la ilusión que muchos han perdido y considera que la situación actual y las encuestas le otorgan esa posibilidad por encima del PSOE.
Con ello también quiere intentar cambiar el rumbo de una política que sigue acusando las consecuencia de una crisis económica que parece no remitir a pesar de las expectativas que para este segundo semestre se anuncia desde el Gobierno central, pero que el Banco de España, según adelantó Imbroda, tiran por tierra.
Evidentemente, el anuncio de Rodríguez Zapatero también ha contado con halagos por su forma y momento, además de destacar la elección de su sucesor, a través de unas primarias. Un hecho que solo se podrá evaluar pasados unos días, cuando la sorpresa por la decisión del presidente remita y comiencen las luchas por ocupar el codiciado puesto de candidato entre los socialistas.