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El acusado cumple condena por haber lesionado en el brazo con un objeto punzante a la misma víctima
El Ministerio Fiscal ha solicitado dos años de prisión para un taxista acusado de un delito de obstrucción a la justicia. El acusado supuestamente pegó dos puñetazos en el labio a otro conductor cuando esperaba la llamada de un cliente en la parada de Beni Enzar. El inculpado ya cumple una condena de tres años en prisión por haber lesionado en el brazo al denunciante con un objeto punzante en otra ocasión.
Los hechos ocurrieron el 19 de mayo de 2015. El acusado coincidió con la víctima en la parada de taxi de Beni Enzar y fue entonces cuando se dirigió a la misma para propinarle dos puñetazos el labio.
“No le pegué y no sé por qué acabó con lesiones”, dijo el presunto autor de los hechos en su comparecencia ante el juez. Reconoció que la relación con la víctima era conflictiva, pero que estaba cumpliendo condena por una denuncia anterior. “Ya estoy en prisión por haberle agredido”, continuó.
El denunciante, sin embargo, testificó que se encontraba en el interior de su coche y vio cómo el acusado se dirigía a él. “Estaba en la fila de taxis de enfrente y otros tres conductores trataron de detenerle, pero les dijo: ‘Este se va enterar”, relató. “Golpeó el cristal e intenté cerrar la puerta de mi coche, pero me agarró y me sacó del mismo. Me dio dos puñetazos en el labio y me dijo: ‘Esto por no quitarme la denuncia’”, continuó.
La acusación particular quiso saber cuántas denuncias había puesto contra el acusado. “Si no me equivoco tres y con esta cuatro”, respondió.
Durante el juicio, declaró otro taxista en calidad de testigo, aunque no pudo ver la agresión. “Estaba bajando las maletas del maletero de unos clientes. Sólo les vi hablando en voz alta”, subrayó.
El magistrado le preguntó si era posible que no hubiese podido el momento en el que el acusado golpeó a la víctima porque estaba “distraído”. “No estaba atento”, se limitó a decir. Según el testigo tampoco vio revuelo ni gente acercándose al lugar de los hechos.
Este taxista reconoció que era familiar “muy lejano” del presunto autor de los hechos. “Su abuelo y el mío eran familia”, puntualizó.
Odio y venganza
La defensa pidió la absolución de su cliente, argumentando que no había pruebas suficientes para acreditar que fue el autor de los hechos. Además, manifestó que la víctima ha puesto numerosas denuncias contra el acusado, pero que en dos ocasiones quedó absuelto. “No se ha contentado con la pena de tres años y siente odio y ánimo de venganza”, dijo. También indicó que las lesiones que se describían en el informe médico, no tenían porque haber sido provocadas por su cliente.
El Ministerio Fiscal se mantuvo firme y solicitó una pena de dos años de prisión y una multa de seis euros diarios durante un periodo de 12 meses. La acusación particular exigió una condena más alta, de dos años y medio de cárcel.