Melilla ha registrado un incremento notable en las entradas irregulares de migrantes por vía terrestre durante los primeros diez meses de 2025. Según el balance quincenal de inmigración irregular publicado por el Ministerio del Interior, hasta el 31 de octubre se contabilizaron 268 entradas por tierra en la ciudad autónoma, frente a las 72 del mismo periodo del año anterior. Este aumento del 272,2 % sitúa a Melilla en el foco de un repunte migratorio que contrasta con la tendencia general a la baja en el resto del territorio nacional.
Mientras tanto, en Ceuta, también se ha detectado un incremento en los accesos por vía terrestre, aunque menos acusado: de 2.237 en 2024 a 2.994 en este 2025, lo que supone una subida del 33,8 %. Aunque las cifras absolutas en la ciudad hermana son mayores, el crecimiento porcentual en Melilla evidencia una presión fronteriza en alza que se viene acumulando desde hace meses. A este fenómeno contribuyen tanto los intentos de salto del vallado fronterizo como los accesos a nado, una vía cada vez más empleada pese a su peligrosidad.
En lo que respecta a las llegadas por mar, Melilla también ha experimentado una ligera subida. Hasta finales de octubre, se han contabilizado 25 entradas irregulares frente a las 21 del año pasado. En Ceuta, en cambio, la cifra ha descendido notablemente, al pasar de 23 llegadas en 2024 a tan solo 4 en 2025. Estos movimientos reflejan una reorganización de las rutas migratorias, con un creciente protagonismo de las entradas por tierra en Melilla, que empieza a asumir parte de la presión que en años anteriores se concentraba en otros puntos.
A nivel nacional, el Ministerio del Interior informa de una disminución general del 35,8 % en las llegadas irregulares. Hasta el 31 de octubre, España ha registrado un total de 30.263 entradas, frente a las 47.169 que se produjeron en el mismo periodo de 2024. Esta caída se debe, en gran parte, al desplome de la ruta canaria, que ha experimentado un descenso del 58,6 %. Sin embargo, durante el mes de octubre se observó un repunte: las llegadas a Canarias pasaron de 743 en septiembre a 1.221 en octubre, lo que podría indicar un cambio de tendencia o, al menos, un repunte estacional.
Frente al descenso general, otras rutas muestran señales de crecimiento. En las Islas Baleares, las llegadas han aumentado un 66 % en comparación con el año anterior. Desde enero, han llegado 6.280 personas, frente a las 3.784 del mismo periodo de 2024. En octubre, sin embargo, el número de entradas se redujo a 453, menos de la mitad de las registradas en septiembre. Estos datos confirman la volatilidad de los flujos migratorios y la necesidad de una respuesta flexible por parte de las administraciones.
Buena parte de quienes llegan por estas vías lo hacen huyendo de situaciones de conflicto, persecución o pobreza extrema. La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) indica que entre el 70 y el 80 % de quienes arribaron en patera o cayuco en 2024 solicitaron asilo en España, alegando motivos de protección internacional. A pesar de ello, las condiciones de estas travesías siguen siendo extremadamente peligrosas. Según datos de Acnur, hasta el 31 de octubre de este año, 400 personas han muerto intentando alcanzar Canarias, y otras 216 han perdido la vida intentando llegar a la península o Baleares.
En el caso concreto de Melilla, el fuerte aumento de las entradas irregulares ya había sido advertido en informaciones anteriores. El Faro de Melilla publicó recientemente un reportaje alertando del repunte sostenido en 2025, con semanas en las que se han multiplicado los intentos de acceso. El incremento se concentra especialmente en determinados tramos de la frontera, y ha despertado preocupación tanto entre las fuerzas de seguridad como entre las organizaciones humanitarias que actúan en la ciudad.
Este escenario refuerza la necesidad de abordar la cuestión migratoria no solo desde una perspectiva de control fronterizo, sino también desde un enfoque humanitario y de derechos, que tenga en cuenta la situación de las personas que arriban. El aumento de entradas en Melilla exige recursos, coordinación institucional y una mirada más amplia sobre las causas que empujan a miles de personas a arriesgarlo todo por una vida mejor.









Hay que ver lo que da de sí, los intereses al caso, vaya, no ladran, porque no se lo han propuesto.