Ayer, el consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura, avanzó que planteará al Gobierno central que Melilla sólo a acoja a 260 menores, el número de plazas con el que cuentan los centros de la ciudad, y para ello sería necesario que otras Comunidades recibieran a los niños que aquí no podemos atender. De momento, parece que ya hay dos CCAA que se han ofrecido.
El anuncio de Ventura coincide con las declaraciones del pasado jueves de la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, quien anunció que se está estudiando el reparto de menores entre los diferentes territorios.
Parece evidente que la sobrepoblación de centros como el de La Purísima, que en los siete primeros meses del año ha recibido ya a más de 700 jóvenes, no es sostenible en el tiempo y que es necesario implementar nuevos mecanismos que permitan una normalización de la atención que se presta a estos menores. El resto de España no puede dejar a Melilla como única responsable de estos los niños.
Si los servicios de los que disponemos en nuestra ciudad ya se encuentran desbordados, la manera más lógica de aliviar la situación es que otras instituciones puedan hacerse cargo de ellos. Es cierto que se corre el riesgo de crear un efecto llamada si los jóvenes observan más facilidades para acceder a la Península y por tanto a resto de Europa, pero no parece que exista una solución perfecta.
En un estado solidario como el español es importante que las Comunidades arrimen el hombro cuando se presenta un problema y más si se trata de uno con un calado social tan profundo como este.