La adjudicación del contrato de navegación marítima para garantizar el transporte entre Melilla y la península no se podrá llevar a cabo de momento. La falta de ofertas por parte de las compañías navieras ha parado en seco el proceso y abre un periodo de incógnitas y, muy previsiblemente, de duro enfrentamiento político entre el Gobierno y la oposición.
La noticia se conocía ayer, un día después del plazo máximo para que las empresas interesadas en prestar el servicio aportaran la documentación necesaria. La misma situación se vivó en Ceuta hace unos meses. También allí el concurso quedó desierto. Ocurrió en septiembre. Desde entonces el transporte entre la ciudad caballa y el puerto de Algeciras lo prestan empresas que no están obligadas por un contrato, como ocurre con el barco de Armas que enlaza Melilla con el puerto granadino de Motril.
A diferencia de lo que pasa en nuestra ciudad, en Ceuta son tres las compañías navieras que ofrecen el servicio, lo que en teoría garantiza la libre competencia. Sin embargo, en la práctica no siempre es así. De hecho varias de esas empresas han sido sancionadas por acordar condiciones al margen de las leyes del mercado.
La falta de ofertas al contrato de navegación ha llevado en Ceuta a un debate directo entre la Delegación del Gobierno y el Ejecutivo de la Ciudad, ambos dirigidos por miembros del Partido Popular. Mientras que desde la primera institución se asegura que el contrato público no es necesario, el Gobierno local defiende lo contrario.
La principal diferencia entre ambos sistemas es que la prestación de un servicio público subvencionado obliga al adjudicatario a moverse dentro de unos márgenes de precios y a cumplir con unos mínimos de calidad, frecuencias y velocidades en los trayectos.
El dilema que se presenta ahora en Melilla es cómo seguir garantizando un servicio imprescindible para los ciudadanos. La primera conclusión ante la falta de interés por parte de las empresas es que éstas han considerado demasiado altas las exigencias del contrato en relación a la subvención propuesta. Por lo tanto, para contrarrestar la apatía de las navieras sería necesario rebajar las condiciones o incrementar la partida presupuestaria. La primera posibilidad parece absolutamente descartada ya que es el principal ‘caballo de batalla’ de los populares contra los herederos de Zapatero, a quien acusan de haber contratado un transporte marítimo muy por debajo de la calidad que merecen los melillenses.
La segunda, más subvención para la empresa adjudicataria, obligaría a la Ciudad a hacer un mayor esfuerzo presupuestario si no consigue convencer al Ministerio de Fomento de la necesidad de poner más dinero encima de la mesa.
La tercera opción, dejar el servicio en manos del mercado, puede ser la más arriesgada ya que en Melilla no hay el nivel de competencia entre navieras que existe en Ceuta, aunque éstas no siempre han demostrado un total respeto a las leyes de la oferta y la demanda. El principal argumento para los defensores de esta última posibilidad es el servicio de transporte aéreo que presta Air Nostrum en nuestra ciudad sin ningún contrato público de por medio, aunque con subvención.