El director provincial de Educación, Juan Ángel Berbel, cree que los alumnos de la Escuela de Idiomas serán los primeros en ocupar “pronto” las aulas del nuevo Mercado Central, en cuanto la Ciudad conceda la licencia de primera ocupación del edificio.
Mudarse no supondrá mucho ajetreo, entre otras cosas, porque los alumnos que estudian idiomas en Melilla lo hacen en aulas prestadas en la UNED y el Instituto Leopoldo Queipo, donde incluso dan clases en la biblioteca.
Casi caigo en la trampa de creer que Berbel nos está dando una buena noticia, pero la hemeroteca es perversa. El verano pasado, el director provincial de Educación dijo prácticamente lo mismo. Estaba previsto que los trabajos de reforma acabaran el 5 de agosto y el inicio de las clases dependía de que la Ciudad Autónoma diera la licencia de ocupación.
Seis meses después, en vísperas de los exámenes de febrero en la Escuela de Idiomas, volvemos a escuchar lo mismo. Esta vez, con una coletilla de reserva: abrirá “si no sale nada más”.
Porque al nuevo Mercado Central le ha salido todo lo que podía salirle a un edificio antiguo que se reforma en una ciudad carcomida por la burocracia. Y puede que aún nos quede alguna sorpresa.
Supuestamente estamos a falta de la modificación de un escalón en la puerta de emergencias y todo apunta a que es una obra menor que la empresa Tragsa empezará a ejecutar este lunes con la previsión de acabarlo el jueves.
A mí, cuatro días para quitar un escalón me parece un poco exagerado, pero reconozco que lo mío no son los ladrillos. Así que mejor me callo.
Al edificio le falta también el certificado de eficiencia energética, que se presentó en diciembre pasado, con el aval del Colegio de Arquitectos de Madrid, pero ahora a Educación le piden que pase por el Ministerio de Transición Ecológica. Si no fuera porque las gestiones las hacen políticos del mismo partido (en Melilla y Madrid), creería que nos están poniendo palos en las ruedas. No es normal que un edificio que hace tantísima falta en esta ciudad esté cogiendo polvo mientras sus alumnos dan clases en rinconeras.
Creíamos que el anterior director provincial de Educación, José Manuel Calzado, estaba gafado porque el pobre hombre se pasó todo su mandato anunciando retoques y posponiendo fechas de inauguración del nuevo Mercado Central, donde deberían instalarse de una vez los estudiantes del Conservatorio de Música.
Ahora parece que Berbel ha heredado el gafe. Yo que él me daba prisa en inaugurar el nuevo Mercado Central porque así se puede anotar el tanto de cortarle la cinta a un edificio que el PP no pudo abrir. Más le vale al socialista que no haya elecciones generales anticipadas. Un poco de diligencia en la entrega del papelito en Transición Ecológica no estaría de más.
El nuevo Mercado Central nace pequeño. Tanto han tardado en abrirlo que ya se queda por debajo de las necesidades y no cumple con las expectativas educativas para las que fue concebido.
Los muebles están comprados desde el año 2017, señal de que Calzado tenía previsto inaugurarlo por esa fecha. Va con tanto retraso que lejos de convertirse en una alegría, el anuncio de su inauguración se hace ya con los dedos cruzados: “Si no sale algo más”. Esto huele a la Ley de Murphy.