El personal de Protección Civil y del Servicio de Salvamento y Socorrismo que trabaja en las playas de Melilla se enfrenta este año a los cambios que ha traído la ‘nueva normalidad’ a causa de la pandemia de coronavirus.
Las 25 personas que desempeñan su labor en los arenales melillenses deben acometer este verano a los mismos desafíos que en anteriores pero con el hándicap de tener que atender a más personas. Muchos que antes viajaban fuera de la ciudad este año permanecen en Melilla lo que ha aumentado el número de usuarios. Además de los habituales incidentes que se registran cada año, como el rescate de bañistas o la ayuda a niños perdidos, los trabajadores tienen que acometer ahora labores de control del aforo y encargarse de que se respete la distancia adecuada para evitar contagios de Covid-19.
Aquellos que decidan pasar sus horas de esparcimiento en las playas deben ser conscientes de esta nueva realidad y ser prudentes. No solo en respetar las normas sanitarias impuestas para sortear al virus, si no que, como cada año, ser prudentes a la hora de bañarse. Es importante consultar el estado del mar, fijándose en la bandera que ondee en cada momento y no adentrarse demasiado. Los padres que acudan con niños deber también estar vigilantes de los pequeños. Este año hay más gente en las playas por lo que no quitar el ojo de encima a los más jóvenes es más importante este verano que en anteriores.