El Melilla Sport Capital dio un paso atrás en sus aspiraciones de luchar por el primer puesto de la fase de permanencia. Los 32 puntos de Kamba y los 16 de Sikiras, únicas referencias en ataque de un conjunto frágil en defensa y en el rebote, no fueron suficientes para competir la victoria final ante un Lleida que se mostró muy superior de principio a fin en todas las facetas del juego y en concentración e intensidad defensiva. Kamba se erigió en el gran protagonista del primer cuarto con una exhibición anotadora, tanto en el triple, con 3 de 3, como en acciones de uno contra uno de calidad individual. El canadiense mantuvo vivo a Melilla ante el buen inicio colectivo de un Lleida que encontró en Carrera y N'Guessa a dos referencias fiables, sin que el conjunto de Alejandro Alcoba diese con las respuestas defensivas. La falta de consistencia y de referencias interiores para Melilla, que anotó más de tres puntos que de dos, la solventó el cuadro norteafricano con un marcador igualado como mejor noticia. Los primeros seis minutos del segundo cuarto sirvieron para provocar la reacción defensiva del Decano, porque el partido parecía empezar a escaparse. Buchanan realizó unos primeros compases de manual en las zonas sin oposición en los pívots rivales. Kamba se fue al banquillo y el conjunto de Alcoba apostó por el juego colectivo en ataque, con Dedovic, Misters o Sikiras anotando, pero sus desajustes defensivos le pusieron en aprietos tras los triples de Vecvagars, Manuel y Sans y un dos más uno de Bulic que colocaron el 37-28 en el marcador. Tras el tiempo muerto del técnico melillense llegó la reacción atrás, con mayor intensidad en la línea de pase y varios robos en primera línea. Junto con la dirección de Javi Marín y la aparición en la zona de Mbaye, el Melilla fue recuperando sensaciones y consiguió un parcial de 3-12 que devolvió la igualdad al marcador (40-40), que solo se rompió con una canasta final antes del descanso de Polanco (42-40). Esas vibraciones se esfumaron en los primeros minutos del tercer cuarto, porque tras el paso por los vestuarios la indolencia defensiva se volvió a instalar en Melilla: adoleció de contundencia en el rebote en ambos aros y, sobre todo, de referencias ofensivas fiables y orden y claridad en la lectura de su ataque, a excepción de un Kamba estelar. Se colocó por delante en dos ocasiones en el inicio del tercer cuarto el Melilla con un triple de Sikiras y una canasta de Kamba, pero hasta ahí llegó su resistencia. Carrera siguió ofreciendo un recital anotador, Manuel apareciendo en momentos clave con su calidad y Bulic fue el ejecutor definitivo para el Melilla, un ex que con siete puntos consecutivos entre el final del tercer cuarto y el inicio del último empezó a elevar la ventaja por encima de los diez. El parcial de 10-0 en el principio del último cuarto colocó la máxima diferencia del partido (75-59) y en medio de la debacle melillense emergió Kamba para conseguir llevar el peso anotador del equipo en todo el cuarto con 17 puntos, solo ayudado por la aparición final de Sikiras con cinco. El pésimo ataque condenó a un conjunto que, además de la derrota final, lo hizo con una desventaja de puntos que puede ser clave para el average entre ambos equipos.