Pero insiste en que no es “ético” que el responsable del PGOU tenga una empresa inmobiliaria. Los responsables de Populares en Libertad (PPL) afirmaron ayer, en nota de prensa, que no han criticado el informe del secretario general de la Asamblea en el que no se recoge ninguna incompatibilidad del consejero de Fomento, Miguel Marín. Pero sí insistieron en que su denuncia parte de la base de que a PPL le parece “reprobable política y éticamente” que Marín sea el responsable del desarrollo del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) mientras tiene una empresa que, entre otras cosas, se dedica a la transacción inmobiliaria. “Además, el mismo redactor del plan melillense está implicado en un caso de corrupción en el Ayuntamiento de Alicante”, añadieron.
Tras las declaraciones de la dirigente popular, Cristina Rivas, PPL lamentó que en lugar de dar explicaciones ante “los claros, palmarios, pormenorizados y documentados hechos que denunciamos, se dedicara, como es costumbre, a la descalificación personal de quien lo denuncia”.
Desde la formación que preside Ignacio Velázquez, recordaron que tienen evidencias de que Marín, cuando era consejero de Administraciones Públicas, “realquiló un local a una ONG, íntima y familiarmente unida al PP, que percibía cuantiosas subvenciones, en torno a los seis millones de euros entre 2004 y 2010, de la Consejería de Bienestar Social”.
“El local –continuaron explicando– donde se radicó inicialmente esta ONG, llamada Proyecto Joven, fue en el domicilio personal del hijo del Presidente de EMVISMESA. Posteriormente, el domicilio social se trasladó al mismo local que tiene la empresa privada de Marín”. En este sentido, PPL afirmó en su comunicado que la citada empresa se dedica, entre otros objetos sociales, “a la transacción inmobiliaria y que siendo consejero de Administraciones Públicas, el señor Marín llegó a cobrar hasta 25.000 euros por realquilarle dicho local a Proyecto Joven”. Las subvenciones a esta ONG eran votadas en Consejo de Gobierno y allí “Marín votó favorablemente porque luego repercutía en su pecunio personal, sin que en ningún momento se sintiera concernido por el deber de abstención”.