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Policía y Guardia Civil impidieron ayer la entrada de 191 polizones en el puerto
Fueron casi 200, pero sólo es un número estimado. Hoy probablemente sean varios o muchos más. El primer balance que arroja la Operación Feriante muestra que tanto menores extranjeros no acompañados como adultos, mayoritariamente magrebíes, continúan dispuestos a arriesgar su integridad física, o incluso su vida, para colarse como polizones en un barco que los transporte a la península.
Tras concluir la Feria de Melilla el domingo, la madrugada de ayer sirvió para que los feriantes recogieran las atracciones que habían montado para retornar con sus camiones a puertos peninsulares. Como cada año, decenas de jóvenes de la calle trataron de colarse en esos vehículos en el recinto ferial y probar suerte. Muchos de ellos fueron descubiertos por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, y por fortuna para ellos, pues los riesgos que asumen introduciéndose en habitáculos muy reducidos pueden derivar en graves consecuencias.
La Policía Nacional halló a 81 personas ocultas en el interior de camiones que portaban atracciones utilizadas en la Feria. De ese grupo, 47 eran menores de edad.
La Guardia Civil también trabajó duro para evitar entradas irregulares a la zona de seguridad del puerto, impidiendo el acceso a 110 personas, aunque se desconoce cuántas de ellas no llegaban a los 18 años de edad.
Fuentes de la Comandancia de la Benemérita subrayaron que estos jóvenes se ocultan en “lugares inverosímiles” y este periódico pudo observarlo ayer. No en vano, de un solo camión, agentes de la Policía extrajeron a más de 10 personas. Muchos eran menores, pero también había adultos.
Mientras estos jóvenes no sean conscientes de los peligros que afrontan con su conducta, estaremos en permanente riesgo de que ocurra alguna desgracia, como ya ha sucedido otras veces.