Nuevo aplazamiento de las obras del edificio de Averroes. Aunque la última fecha de inicio del acondicionamiento de la fachada estaba prevista para ayer, los vecinos tendrán que esperar aún más. Y ya llevan unas cuantas demoras.
Porque el desprendimiento del revestimiendo de la fachada exterior del edificio de Averroes se produjo el 24 de junio de 2015. Y desde entonces, están esperando una solución. Inicialmente, se les dijo a los vecinos que las obras empezarían en octubre de ese mismo año. Pero los trámites administrativos se han ido alargando y han provocado un largo retraso de las obras.
Pero es que, además, a lo largo de este tiempo, también se han producido otros desperfectos. Dos años después de los desprendimientos de parte de la fachada de Averroes, los vecinos sufrieron el pasado mes de junio otro accidente parecido, unos quince días antes de que se iniciaran las obras de acondicionamiento de parte del revestimiento, que iban a arrancar a principios de julio.
Aunque no fue necesario desalojar a los vecinos ni hubo que lamentar daños personales, los vecinos no pueden continuar con esta situación, confiando en que no se produzcan nuevos desprendimientos.
El último capítulo de este sinfín de aplazamientos se produjo la semana pasada, cuando la empresa adjudicataria de las obras justificó un nuevo retraso en el comiendo de las actuaciones argumentando que no contaba con los andamios necesarios para realizar este trabajo.
Hay que recordar que Fomento anunció en abril la adjudicación de esta primera fase de la obra por un presupuesto de 131.767 euros y con un plazo de ejecución de siete meses.
El consejero de Fomento de Melilla, Javier González, advirtió la semana pasada de que si las obras no han comenzado el día 2 de agosto, la Ciudad Autónoma pondrá finalmente una sanción administrativa a la empresa adjudicataria.
Mientras, los vecinos ya están hartos de manifestar su mezcla de rabia, impotencia e indignación. Y a estas alturas, y al contrario de lo que supondría para cualquier otro ciudadano, anhelan que el ruido de grúas y bombas de hormigón en su calle les devuelva la normalidad.