El comedor del Centro de Mayores se convirtió en la tarde de ayer en una improvisada pasarela de modelos. Un total de 15 mujeres, de entre 63 y 85 años, lucieron diferentes vestidos de gala, que fueron cedidos por la tienda Ciudad de Sevilla para la ocasión.
Mariana, Rosa María, Adela, Mari Tere, Vito y las demás rompieron todo tipo de convenciones y se convirtieron en auténticas modelos durante unos minutos. Salieron al escenario con la cabeza bien alta para sorprender a los asistentes.
Estampados con volantes, tejidos brocados, vestidos de gasa estampada, bordados y lentejuelas fueron algunas de las propuestas que estas mujeres defendieron con mucho desparpajo.
Para Rosa María Calvo fue el primer contacto con la profesión de modelo, pero aseguró haber practicado ante el espejo los días previos a la cita. “He ensayado en casa, pero supongo que cuando salga a la pasarela haré lo que me parezca”, dijo minutos antes de empezar el desfile. Con más experiencia contó Carmen Pérez, que ya he hecho en numerosas ocasiones de modelo. “Yo he participado unas 4 o 5 veces en una pasarela, durante la Semana del Mayor”, aseguró, y añadió entre risas: soy una auténtica experta”. Su vestido no pasaba desapercibido. Era de lentejuelas y de color turquesa. “Hoy brillo más que las estrellas”, bromeó.
Antes de salir al escenario pasaron por peluquería y maquillaje. Todas quedaron encantadas con el resultado. “Las peluqueras del centro son maravillosas, unas atuénticas profesionales”, afirmó Adela Martín.
Carmen González fue la mayor. A sus 84 años, luciendo un vestido satinado con adornos en el cuello dio al traste con los estereotipos que rodean su recién estrenada afición. La definió como “divertida, interesante y creativa”.
Desfilar requiere energía y habilidad para comunicarse sin palabras con el público. Algo que dominaron a la perfección. Salieron al escenario sonrientes para mostrar su lado más desenfadado. Además, dieron un toque personal al desfile. Nada de rostros serios y posturas rectas. Ellas prefirieron conectar con el público lanzando besos en el aire. Para darle un valor especial a sus vestidos dieron numerosos giros, con lo que a la vez mostraban lo cómodas que estaban en su papel. Tras un desfile individual, volvieron a salir en parejas. Cerraron el espectáculo paseando por el escenario en grupo. A las 15 modelos se le entregó una rosa roja con la que posaron en una foto de grupo.
Fueron acogidas entre aplausos y vítores por un numeroso público, que durante una tarde cambió la tradicional partida de dominó por un auténtico desfile de moda.