Un gran reguero de personas acompañó durante toda la tarde y la noche del Jueves Santo al Cautivo de Medinaceli por las calles de la ciudad.
Desde los primeros instantes del comienzo de la procesión, Melilla se volcó con el Cristo del barrio de la Victoria y su Madre María Santísima del Rocío. Quedó presa y rendida ante el paso de esta cofradía en todo su recorrido procesional.
La cuesta de Auxilio Social, la salida desde su casa hermandad, el Puente de los Alemanes, la parada en el Centro Asistencial o su paso por Tribuna, donde tuvo lugar el acto de la liberación del preso, fueron algunos de los enclaves donde esta hermandad supo colmar de emociones a las personas que se congregaron para admirarlos.
Liberación del preso
Desde el año 2001, la Cofradía del Cautivo de Medinaceli viene celebrando en la Tribuna Oficial un simbólico y efectivo acto en el que se libera a un preso del Centro Penitenciario de Melilla. Éste año, fue M.H.B., un hombre que fue concedenado por delitos menores, el afortunado en obtener la libertad condicional anticipada, gracias a la intervención de esta hermandad y el protocolo firmado con el Centro Penitenciario y el Voluntariado Cristiano de Prisiones.
Tras la lectura del auto de liberación y de las palabras del vicario episcopal, Roberto Rojo, el liberado (a partir de ahora), procedió a dar los toques de campana para que el Cautivo de Medinaceli se elevara al cielo sonando la Marcha Real. Así se hizo efectiva esta liberación, que culminó con el acompañamiento del afortunado al Cristo hasta la recogida en su casa hermandad junto a algunos de sus familiares y amigos.
Un puente de emoción
Eran las 18:00 horas de la tarde y el cortejo procesional avanzaba por la cuesta de la calle Auxilio Social, un lugar que dejó para el recuerdo preciosas instantáneas. Posteriormente, la comitiva llegó hasta el Puente de los Alemanes, uno de los enclaves más esperados de la procesión donde ambos tronos, cuidadosamente y milimetrado al detalle, pasaron por debajo de los arcos del puente casi en cuclillas para que ni las potencias del Cristo ni el palio de la Virgen los tocara.
Hasta este punto llegaron después de pasar por otras calles en las que los recibieron con saetas y canciones y en el que volaban en brazos los niños para presentarlos ante el Cautivo y la Virgen del Rocío.
Con los bellos de punta
El sol radiante. En una tarde estupenda y casi en penunbra, pero iluminada tibiamente por su candelería, la Virgen del Rocío, la Novia de Melilla, estaba preparada en su trono, uno de los más grandes de la ciudad, para salir a ser recibida por su pueblo. Le llovieron vivas, saetas y sevillanas, como la que le cantaron en la salida.
No sólo a ella. Al Cautivo de Medinaceli le costaba mecerse y procesionar por las calles de su barrio entre las presentaciones de los niños a la imagen y las saetas que los espontáneos le iban cantando. Al salir, frente al Hospital Comarcal o unos metros después al girar la calle.
Fueron muchos los instantes que la hermandad quiso dejar este Jueves Santo para el recuerdo. El mencionado Puente de los Alemanes fue uno de ellos, pero no menos emocionante fue el paso del Cautivo de Medinaceli entrando en el Centro Asistencial para visitar a los ancianos de la entidad que, muy emocionados y llorando, recibieron al Cristo, al que rezaron y cantaron.
Ver la bajada por Auxilio Social de la Virgen del Rocío acompañada por sus fieles y entre portadores que la mecían cariñosamente también fue uno de los regalos que dejó este Jueves Santo. Para rematarlo, la emotividad llegó a su culmen cuando, además, a su recogida imagen mariana se volvió para saludar al Hospital Comarcal, entidad con la que la cofradía mantiene una especial vinculación y cuyas instalaciones están frente a su templo.