Cuando parecía que no había espacio para más sobresaltos, la Junta Electoral de Zona y Provincial de Melilla deja, de momento, fuera de las elecciones autonómicas a CpM y a Adelante Melilla por incumplir la normativa vigente que obliga a los partidos políticos a presentar listas con una composición equilibrada de mujeres y hombres.
A la formación de Mustafa Aberchán le dieron un plazo de 48 horas para modificar su candidatura y cumplir con la Ley Orgánica del Régimen Electoral General en nuestro país, pero por motivos que serán difícilmente comprensibles, CpM no hizo los cambios que en España se le exigen a todos los partidos políticos: a los de izquierda y a los de derecha.
Lo más probable es que Coalición por Melilla recurra la decisión de la Junta Electoral, pero eso no podemos darlo por hecho. El Faro intentó contactar ayer con representantes de la formación cepemista y sólo obtuvo el silencio por respuesta.
Los ciudadanos nos preguntamos qué ha causa mayor ha obligado al partido de Mustafa Aberchán a pasar por alto el detalle de ajustarse a la legislación española y desatender las 48 horas que la Junta Electoral le dio de margen para concurrir a las elecciones autonómicas del próximo domingo 26 de mayo.
Los melillenses llevamos una campaña electoral convulsa en la que hemos tenido un rosario de incidentes que van desde vídeos grabados con cámara oculta, publicados un día antes del día de reflexión, hasta agresiones y presiones preocupantes en la misma jornada de las elecciones generales.
Ayer Mustafa Aberchán llegó incluso a anunciar que los servicios jurídicos de su partido estudian impugnar los resultados electorales del domingo. No sabemos a estas alturas cuánto más nos queda por ver.
En un Estado de Derecho hay que ajustarse a lo que marca la ley. Son las reglas del juego y tienen que serlo para todos.
Que CpM, el principal partido de la oposición, se quede sin concurrir a las elecciones autonómicas es un motivo gratuito de tensión en nuestra ciudad y tiene un único responsable.
Eso hay que explicarlo a la ciudadanía. Nadie los saca del juego. Se marginan ellos solos.