Mustafa Aberchán, líder de CpM, anuncia que llevará a El Faro a los tribunales. Es la misma amenaza de siempre; el intento de intimidación que repite cada vez que se publica alguna información que no conviene a Aberchán o cuando alguien le afea una conducta. Así ocurrió cuando El Faro publicó el extraño accidente ocurrido en su vivienda cuando se encontraba a medio construir, cuando uno de sus familiares atacó a una testigo del caso del ‘voto por correo’ o cuando los sindicatos policiales salieron en defensa de los agentes a los que acusó de “salvajes agresiones” y el fiscal señaló que no había ninguna prueba de ello. En todos los casos amenaza son querellas y demandas que luego acaban en el olvido porque nunca las llega a presentar o porque son desestimadas.
En este caso la información que no le interesaba a Aberchán que saliera publicada estaba relacionada con el ‘voto con correo’. A lo largo de cuatro días, El Faro ha explicado a sus lectores el contenido del auto judicial previo al juicio que se celebrará probablemente en el verano de 2014. En este sumario Aberchán es uno de los principales imputados. En una serie de cuatro artículos, los lectores han podido conocer los indicios recogidos por los agentes de la Policía Judicial a lo largo de una investigación de más de 3 años.
Como es fácil de entender, Aberchán era uno de los menos interesados en que esta información fuera conocida por la opinión pública. Y por ello ha tratado de ejercer todo tipo de presiones sobre El Faro. No ha alcanzado su propósito y así ayer salió publicado el cuarto y último de los artículos previstos.
Al no conseguir doblegar a El Faro ni lograr manejarlo o someterlo a sus dictados, ha recurrido a otro diario de la ciudad que considera amigo. En ese periódico anunció ayer su intención de presentar una querella (según dice el titular de la información) o dos demandas (según recoge el texto de la noticia).
Afirma que El Faro no respeta su presunción de inocencia, pero no aclara (ni el periodista que redactó la noticia se lo pregunta) en qué parte de la información publicada por El Faro se ha cometido ese atropello hacia su persona.
Asegura que presentará dos demandas, una civil y otra penal, y que solicitará 180.000 euros por cada uno de los artículos publicados. No aclara en función de qué reclama esa cantidad de dinero ni por qué tiene que ser el Grupo Parlamentario de CpM y el propio partido quienes presenten las querellas o demandas en vez del propio Aberchán.
También dice que El Faro está “prostituyendo el Estado de Derecho”. Llama la atención que sea precisamente él, que está imputado por una presunta compra de votos en unas elecciones generales, quien haga esta denuncia.
Añade que El Faro no ha respetado la libertad de expresión. Y esto lo dice Aberchán, que ha tratado por todos los medios de que no saliera publicada la información del ‘caso del voto por correo’ porque le afecta personalmente. Por otra parte, como bien sabe el líder de CpM, siempre que ha salido publicada en este diario una noticia relacionada con su persona o partido político, El Faro le ha ofrecido la posibilidad de expresar libremente su opinión en estas mismas páginas, un ofrecimiento que habitualmente Aberchán ha rechazado.
Además añade el líder de CpM que va a pedir al juzgado que paralice la publicación de esta serie de artículos. Puede ahorrarse molestar al juez con semejante estupidez porque ayer se publicó el último artículo previsto y porque, aunque quizá Aberchán no se haya dado cuenta, la censura previa hace años que afortunadamente desapareció de este país. Con esta petición el máximo responsable de CpM demuestra que es un personaje de tiempos preconstitucionales o que su lugar no está en un país democrático como España.
Y finalmente, en cuanto a la supuesta venganza de El Faro por una moción que CpM ha presentado o va a presentar en la Asamblea, a esta empresa editora no le afecta lo más mínimo la actividad parlamentaria de Aberchán ni de su grupo político.
Para acabar, resulta paradójico que el líder de CpM hable de “campaña de acoso y derribo” hacia su persona y que lo haga, precisamente, desde un medio de comunicación como el que habitualmente usa para lanzar sus proclamas y amenazas.