En una comparecencia convocada por la Consejería de Medio Ambiente y Naturaleza de Melilla, Daniel Ventura ha estado acompañado del director general de Recursos Hídricos, Luis Mayor, quien ha tratado de explicar el conflicto que se está produciendo en torno a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), organismo estatal dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica. El detonante: las recientes declaraciones de la CHG responsabilizando a la Ciudad Autónoma de los retrasos en la ejecución de obras esenciales para el abastecimiento y saneamiento de agua en Melilla. “Es una grave falta a la verdad”, ha sentenciado Mayor, visiblemente indignado.
Desde el inicio de su intervención, el responsable técnico de los recursos hídricos no ha ocultado su enfado. “Me siento indignado a nivel técnico, profesional y humano”, ha afirmado con contundencia. Según ha explicado, las acusaciones de la CHG constituyen una manipulación interesada de la realidad y suponen un intento de trasladar responsabilidades que, por ley y por convenio, corresponden al Estado.
Reparto de competencias
Luis Mayor ha ido directo al centro del conflicto: el reparto de competencias. Mientras la CHG ha querido presentar a la Ciudad Autónoma como responsable directa de las obras paralizadas, Mayor ha recordado que la planificación y ejecución de varias de las infraestructuras clave corresponde, por norma legal, al Gobierno de España. Aunque el Estatuto de Autonomía de Melilla otorga competencias en materia de abastecimiento y saneamiento a la Ciudad, como aseguraron desde la CHG, una legislación posterior, el Plan Hidrológico Nacional aprobado en 2001, especifica que las infraestructuras hidráulicas de interés general son competencia del Estado. “Por eso no puedo decir que mienten, pero si que faltan a la verdad”, ha recalcado.
Con ese marco jurídico como base, el convenio firmado en 2021 entre el Estado y la Ciudad Autónoma dejó claramente distribuidas las responsabilidades. De las cinco actuaciones contempladas para garantizar el futuro hídrico de Melilla, tres fueron asignadas al Estado y dos a la Administración local. Y según el director general, el cumplimiento de unos y otros está lejos de ser equilibrado.
Las cinco actuaciones
El citado convenio incluía cinco actuaciones fundamentales. La ampliación de la planta desaladora, la construcción de una nueva línea eléctrica para alimentar esa planta y parte del sistema general de transporte de agua eran competencia directa del Estado, a través de Acuamed y la CHG. Por su parte, la Ciudad debía encargarse de la automatización de la red y de las mejoras en la distribución secundaria.
Mayor ha afirmado con claridad que las dos tareas asumidas por la Ciudad Autónoma están prácticamente ejecutadas. La automatización se completó y la red de distribución que le corresponde está casi finalizada, a falta únicamente de una malla que está en fase avanzada. En cambio, de las tres grandes actuaciones estatales, solo una se ha llevado a cabo: la ampliación de la desaladora. Y ni siquiera esa está completamente operativa.
“De los tres compromisos que tenía el Estado, uno se ha ejecutado a medias y los otros dos ni siquiera han comenzado”, ha denunciado el director general. “Frente a eso, nosotros hemos cumplido”, ha sentenciado.
Una desaladora con fallos
Uno de los puntos de su intervención ha sido la crítica a la ampliación de la desaladora. Según Mayor, a pesar de haber sido entregada en marzo de 2024, la instalación presenta deficiencias graves. Por un lado, parte de sus elementos no están legalizados, especialmente los eléctricos, lo que plantea problemas de seguridad y de viabilidad técnica. Por otro lado, el sistema de remineralización, que es obligatorio por normativa sanitaria para garantizar la potabilidad del agua, sigue sin estar completo.
A esto se suman problemas mecánicos: bombas recién instaladas que fallan desde el primer día y una explosión en uno de los módulos, que todavía está siendo investigada. “Se trata de una obra mal rematada, entregada con prisa y sin garantías plenas de funcionamiento”, ha afirmado. Aunque han tenido 9 reuniones con la CHG las soluciones no llegan y las deficiencias continúan más de un año después.
¿Por qué siguen los cortes de agua en Melilla?
Luis Mayor ha aprovechado para explicar el motivo real de los cortes de agua que sufre la población, especialmente en horario nocturno. Ha atribuido las interrupciones a dos causas principales. La primera, roturas accidentales en la red, muchas de ellas provocadas por la antigüedad de las instalaciones. Al haber arreglado la mitad de la red de la ciudad y haber más presión, la parte antigua está sufriendo daños.
La segunda y más grave, es la insuficiencia de producción. “Melilla necesita entre 35.000 y 37.000 metros cúbicos diarios, pero no hay suficiente agua para la demanda de la ciudad. Por eso bajamos la presión por la noche, para evitar fugas y asegurar que los depósitos se mantengan”.
El problema estructural, según ha explicado, es que los cuatro módulos de la planta desaladora no pueden operar al mismo tiempo porque aún no existe la nueva línea eléctrica que debía estar funcionando desde hace más de un año. Sin ese refuerzo energético, la desaladora solo puede producir parcialmente, lo que obliga a mezclar agua desalada con agua subterránea de baja calidad, altamente salinizada.
“Si pudiéramos producir más agua desalada, mejoraríamos tanto la cantidad como la calidad del suministro. Pero sin esa línea eléctrica, no hay forma de hacerlo”, ha explicado.
Torres Quevedo y la paralización injustificada
Uno de los episodios más polémicos es la paralización de las obras en la Plaza Torres Quevedo, una actuación clave dentro del sistema de redes secundarias. Según la CHG, el parón se debe a un cambio de modelo hidráulico propuesto por la Ciudad Autónoma. Sin embargo, Mayor ha negado tajantemente esa justificación. “Es cierto que hubo una propuesta de modificación técnica, pero eso no obliga a paralizar toda la obra. Hay más de 20.000 metros de red secundaria que no se ven afectados por el nuevo modelo y que podrían estar ejecutándose desde hace meses”.
El responsable de Recursos Hídricos también ha asegurado que, incluso si el Estado no quisiera modificar el proyecto, la Ciudad se ha ofrecido a asumir a su costa la adaptación necesaria. “Pero no han movido un dedo. No pueden culparnos por algo que no hemos pedido ni exigido. Es una excusa”, ha dicho con contundencia.
La línea eléctrica que nunca llega
Luis Mayor no ha querido cerrar su intervención sin referirse al que considera el verdadero cuello de botella del sistema: la línea eléctrica que debe alimentar la planta desaladora para que funcione a plena capacidad. Según ha explicado, la ejecución de esta infraestructura se vio afectada por unas obras en el centro de la ciudad. En lugar de adaptar el proyecto, como había sido solicitado, la CHG optó por anular el encargo y redactar uno nuevo. Eso fue en abril de 2023. Desde entonces, nada se ha movido.
“Dicen que lo hicieron por agilidad, pero ha pasado más de un año y el expediente sigue parado. Es kafkiano”, ha afirmado. Para Mayor, este retraso es inaceptable y representa un grave incumplimiento de los compromisos adquiridos por el Estado.
Además, ha recalcado que la línea eléctrica se lleva pidiendo más de 10 años. “Nosotros no somos Almería o no somos Estepona, no vivimos en la península y no podemos tirar de otras poblaciones aledañas o de otros puntos de producción de agua para una emergencia. Nosotros estamos solos y ante una emergencia nos tenemos que apañar. Por eso es muy importante tener cuanto más reserva de agua, mejor”, ha insistido Luis Mayor.
Conclusión sin ambigüedades
La comparecencia ha concluido con una defensa cerrada del trabajo realizado por la Administración local. “Hemos cumplido con nuestras obligaciones casi al 100%. El Estado no ha cumplido ni la mitad”. Sin mencionar directamente a los responsables políticos del Gobierno central o de la Delagación del Gobierno en Melilla, Luis Mayor ha dejado entrever que detrás del bloqueo podría haber problemas presupuestarios o de voluntad política. Pero ha dejado claro que los hechos son incontestables.
“No quiero cargar contra los técnicos de la CHG, sé que trabajan. Pero sí pienso que hay una falta de capacidad de gestión importante, por el motivo que sea. Los datos están ahí. La verdad es la que es, por mucho que se intente manipular”, ha concluido.