El 22 de mayo los docentes están llamados a la huelga. Los cinco sindicatos de Melilla con representación en el sector de la Educación anunciarán hoy la convocatoria de paro y la justificarán por los recortes que está sufriendo la enseñanza pública y las consecuencias que éstos van a tener en los estudiantes en los próximos años. Sin duda, no les falta razón a los representantes de los docentes en sus argumentos. Nadie cuestiona que difícilmente los recortes vayan a tener alguna consecuencia positiva en la enseñanza. Más bien será todo lo contario, aunque falta por saber en qué medida pueden llegar a deteriorar la calidad de la educación en este país y, concretamente, en Melilla, donde el sistema viene haciendo frente a múltiples carencias durante años.
Los ajustes no son convenientes. No los defiende nadie, ni siquiera el director provincial de Educación. La actitud de José Manuel Calzado es asumirlos, aceptar los recortes que impone el Ministerio y tratar de reducir al mínimo los daños. La verdadera cuestión es si existe alternativa a la limitación del gasto, a la reducción del déficit a la que España está obligada por los compromisos con sus socios europeos y por las leyes que marcan la economía. Con una prima de riesgo en máximos históricos no hay demasiadas opciones: o se recorta de aquí o se recorta de allá. En ningún caso se van a poder evitar los efectos negativos de los ajustes en el sector elegido para rebajar el gasto, que a día de hoy son prácticamente todos.
La convocatoria de huelga en Educación que esta mañana anunciarán los sindicatos llega cargada de motivos, pero falta saber cuáles son las alternativas que proponen los representantes de los docentes, de los sanitarios... de los funcionarios, en general, y de la totalidad de los trabajadores. Los sindicatos llamarán hoy a la huelga contra los recortes, pero faltan las propuestas viables desde el punto de vista económico y de la política internacional.