Bidaiya ofreció ayer una actuación de danza y bailes populares en la plaza de las Culturas. El broche final a las actividades organizadas por Ramadán fue el concierto de ‘Chicha's Band’.
Hace mucho tiempo, en esta parte del mundo vivía un rey sabio que ofrecía siempre el mejor consejo a sus vasallos. Este señor vivió durante años, pero le llegó la hora de abandonar la tierra y le dejó a su hijo un legado que iba más allá de las riquezas y del reino. Al joven le ofreció tres consejos y aunque éste no sabía muy bien a qué se refería su padre con aquellas palabras, la vida le fue mostrado las situaciones en las que aplicar estas sabias enseñanzas. El primero de los consejos fue que no se casara con una mujer que tuviera más ansias de riquezas y vanidad que él. La historia cuenta que el joven, cuando llegó el momento de elegir esposa, recordó las palabras de su padre y eligió a una mujer sencilla que le amó de verdad. Otro de los consejos del viejo rey fue que no ansiara ninguna riqueza o puesto fuera de su reino. El joven vivió una situación en la que comprendió que fuera de sus tierras no recibiría el cariño de sus vasallos y además, que en ningún otro lugar del Rif contaría con tanta estima como en su casa. La última de las enseñanzas del viejo rey era que para que la comida supiera a miel era necesario hacer un sacrificio. El hijo comprendió un día que si no se realizaba un esfuerzo para conseguir la meta, ésa no se alcanzaba con logros y éxitos. Aprendió de su padre la satisfacción que aporta el esforzarse en conseguir lo mejor para el reino.
Con este cuento tradicional del Rif las mujeres de Bidaiya quisieron enseñar que los valores se comparten en todas las culturas. En todas las comunidades que componen Melilla, la sabiduría popular habla de lo importante que es buscar el amor más allá de la riqueza, que la ambición puede llevar a la pérdida de lo que más se quiere y que para conseguir un objetivo lo mejor es esforzarse.
Las seis valientes que ayer se subieron al escenario para narrar esta historia desean dar a conocer el folclore amazigh, no sólo para darle visibilidad, sino para demostrar que las enseñanzas de esta tierra son las mismas que las que se imparten en otros lugares de España y por otras culturas.
Bidaiya, el grupo de teatro que surgió con el proyecto social Marcaré, fue el primero en subirse al escenario ayer en la plaza de las Culturas. Tras este grupo, ‘Chicha’s Band’ demostró el arte que corre por las venas de los melillenses mezclando ritmos flamencos con los bereberes. Con estas dos actuaciones se cerró el ciclo de actividades que durante tres semanas ha ofrecido el Instituto de las Culturas con motivo del mes de Ramadán.
Herederas de las tradiciones
Malika, Imen, Yunaida, Nasija, Ylham y Estíbaliz son las seis mujeres que brillaron sobre el escenario. Han luchado y trabajado mucho en el último mes para que esta actuación cobrara todas las dimensiones que deseaban, desde la de gustar al público a la de enseñar valores a través de un cuento, difundir el folclore bereber y poner en valor que son las mujeres las que han trasmitido a lo largo de la historia del pueblo amazigh todas las creencias y tradiciones. Ellas, como herederas de aquellas mujeres que narraban cuentos y danzaban al ritmo de los tambores, construyeron una nueva forma de hacer llegar esta sabiduría popular a los ciudadanos melillenses.
Cuando el proyecto del grupo de teatro terminó hace unos meses, estas mujeres pensaron en continuar haciendo más actividades. Lograron entenderse muy bien y construir una reflexión sobre la interculturalidad. Aseguran que ésta se consigue conociendo aún más al resto de comunidades que forma una sociedad tan compleja como la melillense.
Una de ellas recordaba un cuento que su padre, que fue maestro, le narraba de vez en cuando. Así que comenzaron a pensar en cómo hacer llegar esta historia a los ciudadanos sumando más elementos populares. Las ideas se dispararon y concibieron un espectáculo en el que los ritmos musicales del folclore bereber se mezclaban con los poemas en tamazigh y castellano con los que se trasmiten los mensajes que desean remover las conciencias y los corazones de los melillenses.
Afirman que la interculturalidad es el arte de saber convivir en paz. Ésa fue la idea principal de este espectáculo.
Ellas se confeccionaron la ropa, compusieron las coreografías con las que abrieron y cerraron esta actuación y mucho más, incluso en Ramadán. En más de una ocasión han tenido que quedar por la noche para poder hacer los ensayos.
Lo más seguro es que esta actuación de danza y cuentos se vuelva a representar en Melilla, como hicieron con la obra de teatro. Se han esforzado mucho para sólo salir a escena un día.
Los aires flamencos
Tras la interpretación de Bidaiya, los que se subieron al escenario fueron los componentes de ‘Chicha’s Band’. Es una agrupación local que lleva varios meses funcionando. La mayoría de sus componentes son familiares y amigos y esa buena relación se transmite hasta el público en cada una de las notas que tocan con el cajón o la guitarra. Sus voces flamencas entusiasmaron a un público que estaba muy por la labor de vivir unos minutos de fiesta. Las rumbas fueron las principales canciones que interpretaron los siete miembros de esta banda.
Pero no todo fue flamenco. Resulta que entre las guitarras y los toques al cajón se escondieron unas notas que recordaban más bien a otra cultura que no la flamenca. Estos ritmos cobraron vida al final del espectáculo, ya que ‘Chicha’s Band’ interpretó una canción en la que resaltaban los aires bereberes. Fue toda una sorpresa y un cierre perfecto para las actividades organizadas por el Instituto de las Culturas para el mes sagrado de Ramadán.