Los melillenses acuden a la capea popular con las familias o los amigos y disfrutan de los recortes y los revolcones
“Vengo a buscar la muerte”. Así de tajante explicaba Manuel, un joven melillense, lo que buscaba en el albero, aunque entre bromas. Ayer fue un día para disfrutar y divertirse con los más pequeños en el tendido y los más valientes en el ruedo. La capea popular se ha echo un hueco en las agendas de la Feria de los ciudadanos y muchos no quisieron perderse esta actividad en la Mezquita del Toreo.
Manuel aseguró que no tiene gracia ir a la capea y no saltar para intentar hacer algún que otro recorte a estos animales.
Entre el público un grupo llamaba la atención. Iban todos vestidos igual a excepción de uno de ellos que llevaba una peluca de rizos rubia. Celebraban la despedida de soltero del que vestía como una mujer y no se les ocurrió nada mejor que ir a la capea y llevar al novio hasta el ruedo.
También estuvo en este evento Ana, una de las quiosqueras que reparte nuestro periódico. Fue con su familia para que el nieto viera de cerca las vaquillas. Quizás algún día quiera saltar al albero.
Muy bien acompañada en la Mezquita del Toreo estaba Paqui. Es melillense, pero la mayor parte del año vive fuera de la ciudad. No obstante, ha vuelto a su tierra por la Feria. Destaca que disfrutó mucho con la tarde de toros que ofrecieron El Cordobés, Rafael Tejada y Juan José Padilla. De las vaquillas esperaba un buen espectáculo y que los mozos salieran con valentía a lucirse para el público.
Por su parte, Ángel recuerda que durante años ha sido uno de los melillenses con más coraje a la hora de salir a recortar a las vaquillas y torearlas. Sin embargo, hace unos meses tuvo un accidente con la moto y prefiere verlas desde el tendido con su hija. De hecho, ella fue la que insistió para ver esta capea popular.
Con o sin capote, decenas de jóvenes intentaron torear, aunque alguno se llevó un revolcón.