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El sábado, el buque Sorolla avistó los cuerpos sin vida de 20 personas flotando sobre las aguas de Alborán en una zona próxima a Melilla
El mar suele ser implacable con aquellos que se ven forzados a desafiarlo. Este fin de semana hemos visto una nueva y terrible prueba de los enormes riesgos que personas desesperadas por alcanzar el sueño europeo están dispuestas a asumir en busca de esa meta.
El sábado, el buque Sorolla avistó los cuerpos sin vida de 20 personas flotando sobre las aguas de Alborán en una zona próxima a Melilla, no lejos del cabo Tres Forcas.
La tripulación y el pasaje del barco contemplaron impotentes la tragedia, un episodio más del drama migratorio del Mediterráneo.
Según la activista Helena Maleno, de la ONG Caminando Fronteras, eran 47 las personas que viajaban en esa patera anhelando tocar suelo de la Unión Europea. Ayer, el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil prestó apoyo a efectivos marroquíes en la búsqueda de más cuerpos. Sin embargo, regresaron a puerto sin haber conseguido su objetivo. Por el momento las autoridades marroquíes han rescatado 20 cadáveres y uno la Benemérita. Según la Delegación del Gobierno en Melilla, no está previsto que la búsqueda continúe hoy.
Nos hemos acostumbrado a ver en los medios noticias de rescates de pateras llevados a cabo por Salvamento Marítimo. En no pocas situaciones, el peligroso periplo de las personas que se han adentrado en el mar terminan con final feliz, en alguna embarcación de Salvamento que los traslada a la península, o a la misma Melilla. Eso es lo que vemos.
Sin embargo, cabe preguntarse de cuántas pateras no tendremos jamás noticia porque sus tripulantes han perecido engullidos por las aguas del Mediterráneo sin que haya dado tiempo a que alguien los aviste. Eso es lo que no vemos.
El pasado viernes, era noticia en los medios internacionales el naufragio de una patera con 90 migrantes subsaharianos frente a la costa Libia. A veces podemos caer en el error de que esas tragedias ocurren lejos de nuestro litoral, pero nada más lejos de la realidad.