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El fiscal le pide 60 días de trabajos para la comunidad; la acusación particular, seis meses de cárcel
Un individuo se enfrenta a una posible condena de 60 días de trabajos en beneficio de la comunidad, además de la prohibición del derecho a la tenencia y porte de armas por un periodo de un año y dos meses. Esto es lo que le reclama el fiscal por ser el presunto autor de un delito de coacciones en el ámbito familiar. Según se expuso en el juicio, celebrado este jueves en el Juzgado de lo Penal número 1 de Melilla, el hombre cambió la cerradura de la vivienda en la que convivía con la denunciante al día siguiente de romper la relación, impidiendo de esta manera que la mujer recuperase sus pertenencias. La acusación particular, que representa a la querellante, reclama seis meses de prisión por estos hechos.
El padre de la víctima expuso en el juicio que el 23 de agosto de 2016 se encontraba en su vivienda cuando una vecina llamó a la puerta para avisar de que su hija estaba desmayada en la calle. Eso ocurrió instantes después de que el encausado la acercara a la vivienda de sus familiares con el coche, tras la ruptura. El testigo afirmó que, al día siguiente, él intentó contactar con el acusado, pero este no respondió a la llamada telefónica. “Ya había cambiado la cerradura y ella no pudo recuperar sus enseres”, sostuvo el hombre.
La hermana de la denunciante confirmó la versión ofrecida por su padre. Aseguró que el procesado cambió la cerradura de la vivienda en la que ambos convivían sin avisar a la querellante de lo que iba a hacer. Al respecto, agregó que la mujer no pudo recuperar sus pertenencias hasta que pasaron tres meses desde la ruptura.
El padre del encausado, sin embargo, negó que los hechos hubieran transcurrido tal y como se denunciaron. “Yo estuve presente el día 23, cuando el padre y la chica acudieron a la casa para recoger sus cosas”, manifestó el testigo.
El hombre sostuvo que su hijo no cambió el bombín hasta que no pasaron “tres o cuatro días”. Además, aseguró que el procesado se puso en contacto con el padre de la víctima para comunicárselo antes de llevar a cambio la sustitución de la cerradura. “La cambió por miedo a que fuese ella o a que acudiera con cualquier otra persona”, sostuvo.
Acto de violencia
Al parecer del fiscal, el cambio de la cerradura supone un “acto con violencia y coactivo” para evitar que la mujer se presentara en el domicilio. El letrado de la defensa, sin embargo, manifestó que la denuncia no ha sido más que “un acto de venganza” por parte de la ex mujer. Asimismo, insistió en que el hombre cambió el bombín porque, al ser Guardia Civil y guardar el arma reglamentaria en la vivienda, quería tomar precauciones.
En su derecho a la última palabra, el encausado sostuvo que sí avisó a su ex de que iba a cambiar la cerradura. El caso ha quedado visto por el juez titular del Juzgado de lo Penal número 1 para el dictado de una sentencia.