¡Quien me iba a decir que la primera palabra con la que inauguré Diccionario para una pandemia, mascarilla, iba a tener una segunda mención!
Por aquellos días que nos parecen tan lejanos, definí a las mascarillas como "bien más o menos escasos cuya adquisición es o era difícil y que está aún en debate su uso obligatorio y sus cualidades protectoras del COVID-19"
Como todas las definiciones esta de mascarillas sufren un proceso degenerativo y pierden vigencia, precisando actualizaciones urgentes.
"In diebus illi",como se decía en la lectura de los evangelios en latín antes de que fuera barrida por los canes del II Vaticano,las mascarillas eran muy denostadas por el *motero Simón y su clandestino equipo de " técnicos".
En aquellos días ,en efecto,los sabios oficiales y los astrólogos de guardia ,no se ponían de acuerdo sobre el uso de tan preciado bien.
Se sucedían los timos, la adquisición de mascarillas defectuosas, Illa intervenía los precios de las mismas, faltaban mascarillas por todos lados...
Al fin, el motero Simón rompió aguas y como un nuevo Moisés tonante , proclamó voz en grito (es un decir) que las mascarillas eran de obligatorio uso universal en aquellos días de tribulación y en estos de espanto.
Fue decir eso y las mascarillas aparecieron como hongos por todo tipo de establecimientos; desde los recoletos conventos de clausura hasta las tiendas de modas, desde los locales de las variopintas ONGs hasta los puestos ambulantes, desde el reparto gratis a domicilio hasta las farmacias, todo bicho viviente echaba su cuarto a espadas para que tan preciado material no faltara en ningún hogar español, de tal manera que esa distribución de asemejaba al lema de "ningún hogar sin lumbre ni un español sin pan" que tanto se prodigaba en los años 1936-1939 del pasado siglo.
Además ,hogaño ,tenemos numerosas variantes de mascarillas. Ya es difícil ver aquellas frías e impersonales quirúrgicas o las denominadas FFP o cosa similar.
¡Que va! Ahora las que abundan son las de lunares, las de distintos colores, las que llevan la banderita española, las que ofrecen el escudo de los equipos de fútbol, las que están decoradas con los colores de los mismos.
Abundan las mascarillas de todos los tamaños; desde las diminutas para los tiernos infantes hasta las que parecen por su tamaño una manta Paduana...
Al socaire de todo esto ha surgido una nueva clase de tonto que ya he incorporado a mi relación y que no es otro que "el tonto de la mascarilla"
Precisaré más : "el tonto de la mascarilla en el codo"
En efecto no hay tonto o gilipollas que no lleve en cuanto ocasión tiene, la mascarilla en el codo.
Pido perdón por utilizar este adjetivo malsonante, pero como está consagrado por la Academia, recurro a el en vez de referirme a estos especímenes como necios o estúpidos.
Está usted en una terraza de un bar guardando todas "las distancias sociales" habidas y por haber, cuando ocupando varias mesas ,que previamente han unido con todo tipo de ruidos, una tumultuosa leva de gentes sin romanizar, han tomado aquello a modo de campamento. Todos llevan la mascarilla en el codo, casi todos están peinados con gomina, como si tal menester lo hubiese efectuado una vaca ,los señores llevan "náuticos" de mercadillo y "burberrys" de imitación, adquiridos en los chinos. Las damas van vestidas de manera "casual" como ahora se dice.
Las preguntas del millón son : ¿porque llevan las mascarillas en el codo?
Otra : ¿que "influencer" ha ideado esta moda ?
Otra: ¿que ventajas tiene esta localización anatómica de las tantas veces mentadas mascarillas?
Otra: ¿porque no la llevan en la cabeza?
Otra: ¿que impide llevarlas colgadas en las orejas?
Otra: ¿será una moda fugaz o por el contrario la afición la adoptará para siempre?
Otra: ¿la moda se extenderá a todas las clases sociales o predominará entre los pijos progres?
Lamento no tener respuesta para casi ninguna de las cuestiones anteriores. El tema es muy complejo. Tan complejo que no puede despacharse toreando con el *pico de la muleta como hacen la mayoría de los toreros de ahora. No hablo de los tenidos por políticos debido a que son ignaros de la Fiesta.
Es mejor así. Pasa lo mismo que si tratamos de explicar porque la señora Calvo asistió al funeral por las víctimas del Covid 19 y no Sànchez .
Yo creo que con independencia de todo lo que se ha dicho, esta señora es habitual en los funerales, quizás porque le ocurre como a aquel compatriota gaditano , de semblante triste y apesadumbrado, al que Cádiz entero le pedía prestada la cara cada vez que tenía que ir a dar un pésame.
Prometo indagar sobre la cuestión y voy a ver si puedo contactar con el astrólogo de guardia del motero Simón para que me de pistas.
Los astrólogos suelen dar más juego que los tenidos por científicos.
A partir de entonces les mantendré informado porque el tema promete.
P. D.
*Es muy recomendable ver la portada de " El País Semanal "de 5 de Julio próximo pasado. En ella se ve al motero Simón con toda su pompa y circunstancias.
"Torear con el pico; es torear con la parte más alejada de la muleta con respecto al toro y por tanto torear alejado de este.
Esta forma de entender el toreo es muy criticada por los aficionados puristas, por los del tendido 7 de la plaza de las Ventas, y otros extremistas taurinos.
A la hora de enviar este articulito hay cruces de opiniones entre el motero Simón y su clandestino equipo de astrólogos y asesores y "salvadorilla" (Illa) en torno a la conveniencia del uso de las mascarillas.
¡ Esto es el no parar!
Que no le falte agua al elefante.