La Universidad de Granada ha realizado un informe científico sobre la situación en la que se encuentra la Zona de Especial Conservación (ZEC) de Aguadú tras las obras que se están acometiendo en ellas. El resultado es que un 65% del paisaje ha sido afectado por esta actuación; un hecho que el consejero de Medio Ambiente y Naturaleza, Manuel Ángel Quevedo, ha lamentado profundamente y lo califica como un gran "desconocimiento" ante el ámbito en el que se está trabajando.
A principios de agosto, varias asociaciones ecologistas de la ciudad alertaban de un "ecocidio" en la ZEC de Aguadú, después de que fuesen avistadas
Quevedo ha anunciado que "desgraciadamente" han visto que las obras han continuado en la zona, "volvieron las máquinas y siguen trabajando". Ante esto, el consejero ha enviado al jefe del Servicio de Infraestructura del Ministerio del Interior el informe científico de la UGR "rogándole nuevamente" que se paralicen las obras y se hagan los estudios ambientales necesarios.
La Ciudad está elaborando un informe jurídico y una nueva carta al Ministerio para manifestar la drástica modificación del paisaje de la zona que se ha llevado a cabo en este último mes a causa de las obras. El consejero señala que ya ha comunicado en varias ocasiones de forma verbal y escrita la paralización de las obras ante el desastre que están produciendo en la ZEC de Aguadú. Sin embargo, "parece que no se está teniendo en cuenta nada de esta problemática".
Especies importantes, eliminadas
El informe señala que en el hábitat terrestre es donde se ha producido una agresión "más drástica" al analizarse la situación actual con el estado anterior de la zona. Por el momento, las obras habrían modificado sustancialmente el paisaje y la geología del lugar en alrededor del 65% de su recorrido litoral: el suelo ha sido removido o cubierto por grandes bloques de desecho con la correspondiente eliminación de la vegetación en 27.000 metros cuadrados.
Desde la UGR también destacan que "erróneamente y ante la falta de información científica anterior", los encargados de las obras pensaron en que la vegetación de mayor tamaño (árboles, pino carrasco y palmera canaria) muy presentes en nuestro clima y con cierto caracter invasor no fueran demasiado afectadas.
Por ello se centraron en eliminar las especies autóctonas "más importantes", que son de porte mediano-bajo, que "consideraron muertas por la sequedad de su aspecto externo cuando realmente se encuentran en su fase estival".
El desmonte y desbroce de la maquinaria pesada también ha permitido, dicen los expertos, conservar algunos ejemplares grandes que forman parte del hábitat natural de insectos, reptiles protegidos y aves, como el halcón tagarote, el cernícalo primilla o la gaviota de pico rojo, y como afecta su comportamiento migratorio.
Algunas de las 28 especies importantes que han resultado altamente dañadas como consecuencias de las obras son atriplez halimus, pistacia lentiscus, rhammus oleoides, sedum sediforme o juniperus phoenicea.
Además resalta la eliminación de tres ejemplares de palmito (los únicos que se conservaban en la flora natural de Melilla), 17 ejemplares de jara blanca (ya solo quedan ejemplares en el interior del cuartel del Polvorín), cinco de torvizco (ahora extinta en nuestra flora silvestre), uno de los dos ejemplares de araar que conservaba la ZEC y 22 ejemplares de la jarilla cabeza de gato, la joya más valiosa de la flora melillense.
Ante todo lo expuesto, la UGR demanda una reunión inmediata con todos los agentes implicados: investigadores, Ministerio de Interior, Delegación de Gobierno, Ciudad Autónoma, grupos ecologistas, expertos... para precisar el proyecto de transformación natural que se está acometiendo y de las medidas diseñadas para que se detengan y prevengan futuras agresiones.
Desconocimiento absoluto
Con el informe científico en mano, Quevedo señaló el "desconocimiento absoluto" bajo el que se han llevado a cabo las obras en Aguadú porque no se han recibido ningún asesoramiento por parte de técnicos expertos en la materia y han actuado sin saber cuáles son las especies protegidas de la ZEC.
"Están hablando de árboles cuando lo protegido de esa zona son los matorrales y los arbustos, no los árboles (...). Es un desconocimiento técnico de una categoría importante; no se puede actuar sobre una zona protegida con este desconocimiento y con esta falta de medios", apunta el máximo responsable de Medio Ambiente en la ciudad.
Todo, explica, se debe algo tan sencillo como "no avisar", ya que la Universidad de Granada y los técnicos de Medio Ambiente se habrían puesto "inmediatamente" a su disposición para informarle de las especies protegidas de la zona.
Por ello, considera que lo ocurrido en Aguadú es una situación "muy grave, desagradable y que, lógicamente, va a traer mayores consecuencias". Dado que la zona se encuentra en la Red Natura 2000, la Ciudad está obligada a informar a Europa de todo lo que está sucediendo. Quevedo augura que el caso puede acabar en la Fiscalía.
"Quiero expresar nuestra gran preocupación del Gobierno de la Ciudad sobre lo que se ha hecho, sobre lo que se está haciendo y sobre si creíamos que había sido ya tener en cuenta nuestras solicitudes y parar, resulta que desde ayer vemos que no. Han vuelto a meter las máquinas y siguen trabajando, no de una forma tan intensa porque ya les queda poco, pero todavía queda", concluyó.
Yo debo ser marciano porque no entiendo el alboroto.
Cuando me asomo a la zona veo un pedregal que no alcanzo a entender que daño hará al planeta trabajar en unas obras que seguro son necesarias. Nadie paga por lo innecesario salvo con Puigdemont, pero nadie de Melilla abre el pico con el desastre nacional de entrega de territorios a los separatistas y etarras.
Es seguro que me he quedado sin neuronas porque me preocupa mas el abandono de la sanidad de Melilla que unas plantas cuando siguen en el cabo tres forcas. Anestesia colectiva