En noviembre de 2002 el entonces consejero de Economía de la Ciudad Autónoma, Francisco Suárez, fue arrestado por su presunta vinculación a una red de blanqueo de capitales procedentes del narcotráfico, junto con otras 13 personas más pertenecientes a la banca. Se conoció popularmente como el ‘Caso Novolujo’ al ser detenidos también los propietarios de esta empresa melillense, pero la investigación policial, en la que intervinieron cerca de un centenar de agentes, fue denominada ‘Operación Ave’ en la que también se decomisaron 50 coches de lujo y cuatro embarcaciones. El exconsejero estuvo en prisión hasta el 10 de enero de 2003, pero no fue hasta finales de ese año, cuando un informe de un perito auditor aseguraba que no existían indicios de delito de blanqueo de capitales del narcotráfico por parte del grupo empresarial Novolujo. En marzo de 2004, la Audiencia Provincial de Málaga en Melilla declaró nulas todas las escuchas telefónicas que se habían realizado, a más de un centenar de terminales telefónicos, ya que ésta y otras diligencias no contaron en su día con la autorización y control de un juez instructor. Por ello, las escuchas se consideraron “ilegítimas” así como por vulnerar derechos fundamentales. No obstante, no fue hasta diciembre de 2005, tres años después de la detención del ex consejero Suárez, cuando finalmente se ordenara archivar el ‘Caso Novolujo’. Suárez emprendió por su parte acciones legales contra los policías y mandos que intervinieron en la investigación de la ‘Operación Ave’ para exigir responsabilidades. En junio de 2006 se realizaron las primeras declaraciones de algunos de estos agentes, que aún permanecían en la ciudad. La mayor parte de ellos actualmente trabajan y residen en distintos puntos de la península. Finalmente, será hoy cuando la cúpula policial, que en 2002 acusaron y arrestaron a Suárez, se siente en el banquillo de los acusados y respondan por las investigaciones que llevaron a cabo entonces en la llamada ‘Operación Ave’, que años después ha sufrido este efecto ‘boomerang’.