El director del Observatorio de Ceuta y Melilla, Carlos Echeverría, considera “un privilegio” que el general y también senador del Partido Popular (PP) por Melilla Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu haya sido designado vicepresidente de la Asamblea Parlamentaria de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), “porque él va a barrer para casa, como siempre ha hecho”.
“Es muy importante para España, para Melilla, para Ceuta y para los territorios españoles en el norte de África que, en un órgano como es la Asamblea Parlamentaria de la OTAN, se haya designado a nuestro compatriota en un puesto como ese, porque va a tener la oportunidad de transmitir el mensaje y de tener un eco”, ha insistido Echeverría.
Desde su punto de vista, es muy necesario proyectar la imagen de Melilla fuera de España en diversas plataformas, igual que ha sucedido recientemente con la visita de los eurodiputados del Partido Popular (PP) a la ciudad autónoma.
Con ello, ya son, en los últimos días, dos plataformas importantes como el Parlamento Europeo y la Asamblea Parlamentaria de la OTAN las que están escuchando hablar de Melilla. Se trata de unas instituciones, ha dicho Echeverría, donde se encuentran personas autorizadas que pueden trabajar cada día para contrarrestar los mensajes procedentes de Marruecos que intentan “generar confusión y diseñar escenarios que no son admisibles”.
Lo que hay que hacer a su modo de ver, entonces, no es sino contrarrestar el ‘lobby’ marroquí con el ‘lobby’ español, sobre todo “para evitar despistes” de personas fuera de España que no conozcan la historia que hay detrás de las ciudades autónomas y puedan estar a favor de las reivindicaciones del país alauita o tolerarlas de alguna forma.
No conviene olvidar que, de los 32 países representados en la Alianza Atlántica, 23 son también miembros de la Unión Europea (UE), por lo que son nueve estados más los que podrán escuchar los argumentos que exponga Otazu en relación a Melilla. Además, en su caso, en una organización transatlántica que se ocupa de la seguridad y la defensa. En ese sentido, Echeverría piensa que puede desempeñar un papel muy importante, porque, aunque la Asamblea Parlamentaria de la OTAN no tenga la misma capacidad ejecutiva que el Parlamento Europeo, “es un órgano donde se plantean muchas ideas”.
Todo esto sucede, además, en unos momentos en los que -pese a los planteamientos de la Administración de Donald Trump, que pueden hacer creer a algunos que la Alianza se encuentra en crisis- hay que reivindicar, ha dicho, “que la OTAN sigue viva y tiene que estar presente en las ciudades autónomas y, sobre todo, en la reflexión sobre el futuro”. “Si encima alguien de la ciudad tiene ese privilegio que le han concedido, mejor imposible”, ha añadido.
La protección de la OTAN
Aunque el artículo 6 del Tratado del Atlántico Norte (Wasington, 1949), a efectos del artículo 5, establece que se considerará ataque armado contra una o varias de las partes el que se produzca contra su territorio en Europa o América del Norte, contra los departamentos franceses de Argelia, contra el territorio de Turquía o contra las islas de jurisdicción de cualquiera de las partes en el Océano Atlántico norte, al norte del Trópico de Cáncer -lo que excluye a los territorios españoles en el norte de África-; y aunque, en opinión de Echeverría, el nuevo concepto estratégico aprobado por la OTAN en Madrid el 29 de junio de 2022 tampoco deja claro si los incluye, Echeverría se queda con las declaraciones del ex presidente de los Estados Unidos, Joe Biden.
Éste afirmó en su momento, a colación de la amenaza rusa y de las posibles repercusiones que en Polonia o Hungría pudiera tener la guerra de Ucrania, que poco importaba dónde estén los distintos territorios de los países que conforman la Alianza, ya que su compromiso era el de defender “cada pulgada” del territorio nacional de cualquier estado miembro, sin importar dónde estos se encontraran.
La necesaria firmeza de España
Por ello, en opinión de Echeverría, “si España se lo cree y transmite esa convicción a los demás, nadie le va a discutir nada, pero el primero que tiene que estar convencido de estas cosas es el Estado español”. En otras palabras, “si en España seguimos haciendo pedagogía y no queda nadie despistado por ahí que crea que hay situaciones anómalas, no tenemos de qué preocuparnos”.
A su parecer, es por estos derroteros por donde hay que llevar el discurso más que por si las ciudades autónomas están cubiertas o no por el Tratado, que, al fin y al cabo, es “un asunto política y jurídicamente complejo y no es lo principal”.