El nivel cultural de una sociedad es un índice fundamental para conocer el grado de desarrollo de un país. Por ello, inversiones como la rehabilitación del Kursaal resultan imprescindibles para una ciudad como Melilla, que siempre aspira a mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Son apuestas que contribuyen a trasformar la mentalidad de una sociedad y que permiten dar realce a actividades como la que hoy comienza. La III Semana de Cine, al igual que cualquier acto cultural de este tipo, tiene entre sus objetivos superar la calidad alcanzada por el evento en sus anteriores ediciones. Este año cuenta con el impulso que supone el magnífico edificio que la acoge, unas instalaciones dignas de Melilla y que, sin duda, contribuirán a enriquecer la oferta cultural.
La ciudad estaba falta de esta infraestructura. Ahora corresponde a los melillenses, sus instituciones, asociaciones y colectivos apostar por ella. Unos asistiendo a los eventos de la oferta cultural que más se ajusten a sus gustos, otros favoreciendo y promoviendo actividades. Porque el éxito o fracaso del Kursaal depende de todos los melillenses y a todos los melillenses les repercutirá en mayor o menor medida.
Hoy es la primera prueba. A las seis de la tarde se proyecta la película que abre la Semana de Cine. El resultado de este primer evento, el desarrollo de las actividades programadas, la respuesta del público, el interés que genere fuera de los límites de la ciudad serán los primeros elementos a valorar para determinar si la fuerte apuesta por una infraestructura cultural tan importante como el Kursaal ha sido acertada. De todos depende hacer de ese teatro algo más que un edificio.