La Real Cofradía y Hermandad Franciscana de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores, en colaboración con la Asociación
Teama, han puesto en marcha una significativa iniciativa para la Semana Santa de este año. Gracias a la colaboración entre el Hermano Mayor de la Cofradía, Antonio J. Guerrero, y el componente musical de la Agrupación Nuestro Padre Jesús Nazareno, Jaime Artero, se ofrecerán tramos sin música en las procesiones para permitir la participación de niños y jóvenes con Trastorno del Espectro Autista (TEA).
Esta medida tiene como objetivo facilitar el acceso a las personas con TEA a los momentos de fervor y devoción que caracterizan la Semana Santa, brindándoles un espacio de tranquilidad en el que puedan disfrutar de la procesión sin el estímulo adicional de la música, que en ocasiones puede resultar abrumador.
Los tramos sin música estarán ubicados en dos puntos clave del recorrido:
1º tramo: Desde el cruce de O'Donnell con Sidi Abdelkader hasta el cruce de Sidi Abdelkader con Conde del Serrallo.
2º tramo: Desde la plaza Héroes de España con Justo Sancho-Miñano hasta el cruce de O'Donnell con Chacel.
Este esfuerzo conjunto refleja el compromiso de la Cofradía y de la Agrupación Musical con la inclusión y la accesibilidad para todos los melillenses,
permitiendo que las personas con TEA puedan vivir la Semana Santa de una manera más cómoda y adaptada a sus necesidades sensoriales.
Con esta iniciativa, la Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores demuestra, una vez más, su compromiso con la comunidad, fomentando una Semana Santa más inclusiva y accesible para todos.
Sobre el autismo
El trastorno del espectro del autismo (TEA) es una condición del neurodesarrollo que afecta a la configuración del sistema nervioso y al funcionamiento cerebral. Se caracteriza por dar lugar a dificultades para la comunicación e interacción social y para la flexibilidad del pensamiento y de la conducta de la persona que lo presenta.
A día de hoy no se conoce el origen del autismo, pero se sabe que es genético y que determinados factores ambientales (ciertas características de los progenitores o eventos perinatales) contribuyen al desarrollo y evolución de la condición.
Las características nucleares del autismo son específicas, aunque a veces aparecen asociadas a otras condiciones como la discapacidad intelectual, trastornos del lenguaje o problemas de salud mental.
Aunque compartan diagnóstico, cada persona autista es diferente y tiene sus propias capacidades, necesidades e intereses.
El autismo no lleva asociado ningún rasgo físico diferenciador, sino que solo se manifiesta a nivel de las competencias cognitivas y del comportamiento de cada persona.
El autismo acompaña a la persona a lo largo de toda su vida, aunque sus manifestaciones pueden variar en función de la etapa vital, de las experiencias y de los apoyos con los que cuente.
Las familias son el principal apoyo de la persona autista, ya que el TEA impacta en todas las personas que la rodean.
El autismo se presenta de manera diferente en cada persona, pero todas comparten, con mayor o menor intensidad, dificultades en el desarrollo de las habilidades sociales y comunicativas y presentan un comportamiento inflexible y con intereses repetitivos.