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La procesión de la cotitular mariana de la Castrense hacer su salida desde su parroquia. Los sones de la capilla musical Orpheus acompañaron a esta imagen
Los fieles seguidores de la Virgen de la Piedad celebraron ayer con gran emoción su salida desde la parroquia Castrense y se rindieron ante la misma. La Piedad se vio obligada a iniciar su cortejo el pasado año desde el Palacio de la Asamblea debido a las obras de reconstrucción y restauración de la Iglesia de la Inmaculada Concepción tras el terremoto que afectó a su estructura. La imagen estuvo precedida por el Cristo de la Buena Muerte.
A las 20:45 horas se abrió la puerta de la Castrense, siendo la Piedad la primera en procesionar el Viernes Santo. Desde allí partió la comitiva solemne de la cofradía del Humillado. A los sones solemnes de la capilla musical Orpheus, la Piedad avanzó por las calles melillenses. Los músicos interpretaron piezas como la ‘Saeta del Silencio’, ‘Lacrimosa’ de Mozart o ‘Adagio en sol menor’ de Albinoni. Es la única cofradía de Melilla que lleva este tipo de acompañamiento.
La imagen de la Piedad es una de las más simbólicas del Viernes Santo. Representa el momento en el que la Virgen María sostiene en sus brazos el cuerpo inerte de Jesucristo tras morir en la cruz.
Con buena marcha, pero lenta y sigilosa los hombres llevaron a la Virgen de la Piedad siguiendo las órdenes de Juan Llorén y Juan Ruiz.
El trono de la Piedad, imagen tallada por Diego Fernández Rodríguez y José María Jiménez Guerrero en 1998, es de pequeñas dimensiones y presentaba un exorno floral compuesto por rosas y orquídeas blancas. El Santísimo Cristo de la Buena Muerte es una talla en madera y policromada que data de mediados del siglo XX.