Este domingo a las 12.00 horas, el Museo Etnográfico de Melilla fue escenario de una visita guiada cargada de historia, emoción y reivindicación.
Con motivo del Día del Pueblo Gitano, que se conmemora el próximo 8 de abril, más de 50 personas participaron en una actividad organizada para dar a conocer el valor cultural, histórico y social de la comunidad gitana, así como su presencia y aportaciones en la ciudad de Melilla.
La visita estuvo guiada por Manuel Heredia, mediador intercultural y colaborador de la Asociación Cultural Gitana del Siglo XXI, quien ofreció un relato cercano, profundo y pedagógico sobre el significado de esta fecha y sobre el proceso de supervivencia y resistencia del pueblo gitano a lo largo de los siglos. Desde el primer momento, Heredia dejó claro que la actividad iba más allá de una simple explicación histórica. "Hoy hacemos una visita diferente. Queremos poner el foco en el Día Internacional del Pueblo Gitano y en el significado real que tiene para nosotros. Es una fecha que llevamos muy interiorizada, pero cuyo contexto mucha gente fuera de nuestro pueblo no conoce, y eso es precisamente lo que queremos explicar hoy aquí".
Durante la visita, se hizo un recorrido simbólico a través del tiempo y del espacio, repasando episodios clave que explican la historia del pueblo gitano en Europa y en Melilla. "El 8 de abril es un día solemne para nosotros, porque celebramos el existir y el sobrevivir. A lo largo de los siglos hemos sufrido más de mil leyes antigitanas en diferentes países de Europa. Leyes que nos obligaban a renunciar a nuestra identidad cultural para ser aceptados", explicó Heredia.
Uno de los momentos más relevantes de la visita fue la explicación del Congreso Mundial Gitano celebrado en Londres en 1971, una fecha clave que marcó un antes y un después en la lucha por los derechos del pueblo gitano. "Ese día dijimos basta. Decidimos unirnos porque entendimos que juntos somos más fuertes. Ese día se adoptaron por primera vez nuestros símbolos: la bandera azul y verde con la rueda roja en el centro, que representa nuestro pasado nómada y nuestro himno. También se fundó la Unión Romaní Internacional, una organización que representa a los gitanos de todo el mundo. Fue un momento histórico que nos dio una enorme fuerza colectiva".
Heredia también recordó cómo, a raíz de aquel congreso, muchos países comenzaron a cambiar su visión sobre la comunidad gitana. "En Alemania, por ejemplo, hasta ese momento no se reconocía que el asesinato de más de un millón y medio de gitanos por parte del régimen nazi había sido por motivos radicales. Pero gracias a la movilización de los gitanos alemanes, se creó la oficina Sinti-Romani y se logró que el gobierno alemán reconociera oficialmente el genocidio gitano. Eso fue una victoria histórica para nuestra memoria.
En España, ese impulso también tuvo consecuencias importantes. "En aquel congreso estuvo presente un gitano español: Juan de Dios Ramírez Heredia. Él fue miembro constituyente de las Cortes Generales, por lo que la Constitución Española lleva la firma de un gitano. Fue él quien, tras volver de Londres con esa fuerza, propuso la derogación de varios artículos del reglamento de la Guardia Civil que eran claramente antigitanos y que no tenían cabida en una democracia. Gracias a su empeño, se eliminaron", destacó Heredia.
La visita también abordó el vínculo histórico entre el pueblo gitano y la ciudad de Melilla. Según explicó Heredia, los primeros registrados de gitanos en la ciudad datan de 1635, cuando, como consecuencia de las leyes antigitanas vigentes en la península, muchos gitanos fueron condenados a prisión por hablar o por vestir de forma característica. "Uno de los destinos de esas condenas eran los presidios del norte de África, y así llegaron los primeros gitanos a Melilla".
Más adelante, durante la guerra del general Margallo en el siglo XIX, se demandaron herreros desde la península para reforzar las defensas de la ciudad, y muchos de ellos eran gitanos procedentes de Cádiz y Sevilla. "Los gitanos jugaron un papel crucial, ayudaron en las tareas del metal y la armería y contribuyeron directamente a la victoria de aquella batalla. Es una parte de la historia melillense que merece ser reconocida y contada", subrayó.
Además de los hechos históricos, Heredia también compartió os pilares sobre los que se sostiene la cultura gitana: la familia, el respeto a los mayores, la espiritualidad, la música, la oralidad como forma de transmitir conocimiento y la fuerte identidad colectiva. "Nuestra cultura se transmite de generación en generación, muchas veces sin pasar por los libros, pero con un valor incalculable. Eso también es patrimonio, eso también merece protección".
La visita, que tuvo una duración aproximada de una hora, fue valorada muy positivamente por los asistentes, entre los que se encontraban miembros de asociaciones culturales como Mem Guimel, turistas y ciudadanos interesados en conocer más sobre esta comunidad.