Tomada esta decisión, los servicios prestados por este organismo quedan desatendidos.
La Cámara de Comercio, de Industria, Servicios y Navegación de Melilla echa el cierre. El patrón del comercio y de los ladrones, Mercurio, que preside la entrada de su sede, ya no ve subir ni bajar a ninguno de sus trabajadores por las escalinatas del inmueble. Los tres empleados que aún quedaban en plantilla hasta la semana pasada fueron despedidos sin preaviso y sin percibir indemnizaciones o finiquitos, según se extrae de la carta de rescisión entregada, a la que ha tenido acceso El Faro.
Estos trabajadores llevaban 16 meses sin percibir su sueldo. Dos de ellos ejercían a diario sus labores en la oficina del organismo, y la tercera se encontraba en una baja por enfermedad. El pasado jueves, cuando los dos primeros acudieron a cumplir con sus obligaciones, se encontraron con una carta de despido encima de la mesa. La restante, recibió su notificación por burofax.
“Diez minutos, y fuera”
Este documento les conminaba a “devolver las llaves del centro, así como cualquier tipo de documentación de la Cámara que pudieran tener como consecuencia de la relación laboral mantenida con ella”.
“Después de lustros de trabajo, diez minutos y un papel para despedirnos de un empleo que era toda nuestra vida, nuestra pasión. La presidenta del organismo (Margarita López de Almendáriz) llegó a preguntar cuánto llevábamos sin cobrar. Si ni ella misma era consciente de que llevábamos 16 meses sin percibir nuestro sueldo, no sé quién iba a saberlo”, afirmó a El Faro uno de los trabajadores despedidos.
La extinción del contrato con estas personas, según recoge la carta de despido, es “por causas objetivas, al amparo de lo establecido en el artículo 52, c) del Texto Refundido del Estatuto de los Trabajadores”.
Argumentan desde la Cámara que, fruto de la crisis económica deducida del cambio de regulación cameral y la supresión del carácter obligatorio del pago de sus cuotas a los empresarios, se ha determinado la “inviabilidad económica de la Cámara y la imposibilidad de continuar con sus actividades”.
Rehabilitación del patrimonio
Ésta, sin embargo, no es la única razón de la falta de liquidez en la entidad, pues como publicó El Faro el pasado 17 de marzo, la mayor parte de los ahorros de la Cámara de Comercio se volatilizaron en la reforma del edificio modernista que es sede del organismo.
Así lo reconoció Margarita López de Almendáriz, que declaró que “estaba obligada a proteger el patrimonio histórico de la ciudad”. Cuando fue preguntada si era consciente de que asumir tan elevado precio en las obras de rehabilitación podía mermar la supervivencia de la Cámara que ella preside, contestó que “nadie sabía que Zapatero iba a levantarse así de la cama y se iba a proponer cambiar la ley de un día para otro. Contábamos con los ingresos habituales en nuestra planificación. No teníamos una bola de cristal para predecir el futuro”.
Este inmueble, inaugurado en 1915, fue el primer edificio propio de una cámara comercial en toda España. Posee, además, un gran valor patrimonial, pues es uno de los edificios más insignes de la Melilla modernista. Fue proyectado por el célebre arquitecto Enrique Nieto.
Una vez que se comprometió la viabilidad de acometer el pago de las múltiples deudas contraídas, el pleno de esta entidad aprobó la venta del edificio a la Ciudad Autónoma. El precio acordado fue de unos 450.000 euros, una cantidad muy distante a los 950.000 euros que costó la rehabilitación del edificio (pagado a medias por la cámara y la Ciudad).
Preguntada Almendáriz por esta disparidad de importes, contestó que se había vendido “al precio que se ha podido, sujeto a diversas presiones. No lo hemos querido ceder al mejor postor, sino a quien pudiera hacer un mejor uso de este preciado edificio”, comentó el pasado mes de marzo a este medio.
Ahora, la cámara melillense dice no estar en condiciones de hacer frente a ningún pago de deuda. El déficit, según uno de los trabajadores despedidos, “asciende a más de 400.000 euros y actualmente sería inasumible con sus fondos actuales”, afirmó un ex empleado.
El cierre influirá en exportaciones de los empresarios de Melilla
Este cese repentino en las actividades de la Cámara de Comercio, podrá repercutir en una merma en los derechos de los empresarios melillenses, que observan desde el pasado jueves cómo una serie de trámites llevados a cabo exclusivamente por esta entidad, actualmente no se podrían realizar.
Uno de sus ex trabajadores afirma que, desde que no hay nadie encargado de realizar las tareas diarias de este órgano, en Melilla no se puede, por ejemplo, expedir certificados de origen, imprescindibles para realizar cualquier tipo de exportación fuera del territorio comunitario.
“Certificados de inscripción, tramitación de la firma digital, programación de proyectos de viabilidad para las empresas, y un sinfín de tareas llevadas a cabo, quedarán sin atender hasta que la Cámara de España resuelva qué hacer en Melilla”, confirmó uno de ellos.