La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) en Melilla contestó al Gobierno sobre las cifras proporcionadas sobre las entradas irregulares en la ciudad durante por tierra -949- los primeros cinco meses del año. Según esta asociación, los datos son “incorrectos”, pues, sólo con los saltos producidos el pasado mes de marzo, en los que miles de inmigrantes entraron en Melilla, “ya se desmontan esas cifras”. Desde la AUGC recordaron que, tras esos saltos, el Ministerio del Interior añadió, en algunas zonas, peines invertidos para hacer más difícil la entrada, pues, desde que se quitó la sirga tridimensional, no se habían puesto y eso había facilitado los intentos.
A pesar de todo, la asociación admitió que, incluso con los peines invertidos, se han producido algunos saltos de marroquíes que no han logrado entrar en Melilla, porque, aunque estos peines no sean “totalmente inexpugnables”, sí logran evitar los saltos masivos como el de marzo.
La AUGC indicó que, incluso después de la apertura de las fronteras, continúa esa inmigración irregular que no existía antes del cierre. En este sentido, estas fuentes admitieron que sí parece haber menos presión por parte de los inmigrantes subsaharianos, pero no quisieron confiarse, ya que con el buen tiempo es probable que las tentativas aumenten. Y, además, como los marroquíes sin visado Schengen no pueden entrar en Melilla, “los que están pasando hambre seguirán intentándolo”, apuntó esta fuente. Desde la AUGC avisaron de que manejan la situación como pueden, ya que la “falta de personal” que tienen los obliga a estar todas las noches “en tensión y vigilando”.
“Pese a la colaboración marroquí, siguen entrando y pasando a nado”, prosiguieron desde la AUGC. De hecho, desde la asociación alertaron de que, desde la reapertura de la frontera, están “volviendo a ver un incremento de menores no acompañados deambulando por la ciudad”, incluso aunque parecía que eso se había erradicado. En este sentido, subrayaron que no pueden hacer más que acompañarlos a La Purísima, ya que los menas dependen de la Ciudad y suelen gozar de un régimen abierto.