David Meca, Sabadell 1974, deportista español, pionero en la disciplina de natación de larga distancia en aguas abiertas. Ganador de muchas medallas. Ahora, ya retirado (lo hizo en el 2005), reside en Madrid donde prosigue una vida laboral dividida en dos vertientes. Por un lado intenta inculcar todo el conocimiento y la experiencia adquiridas en dos décadas de carrera realizando charlas motivacionales y, por otro lado, ayuda a sus padres con una empresa destinada a la construcción y venta de edificios, vinculada con la arquitectura. Su vida trascurría entre otras pasiones fuera de los retos y las competiciones hasta que, este mes de septiembre, cumplió el desafío deportivo: celebrar el 25 aniversario del que fuera su primer reto realizado como nadador. Lo que empezó siendo una apuesta con sus amigos terminó con una gran satisfacción: con 50 años, se ha vuelto a lanzar a las frías aguas de San Francisco y nos ha demostrado no solo que sigue en forma, sino su actitud ante la vida. Ha logrado repetir con éxito el reto que realizó por primera vez hace 25 años. Consiguió "escapar" de la cárcel de Alcatraz y llegar a la Bahía de San Francisco completando un total de 7,9 kilómetros que separan la isla de la costa, en menos de dos horas.
De pequeño llevabas botas ortopédicas, padecía asma y los médicos te aconsejaron un deporte muy completo: nadar.
-Siempre ha dicho que nadar no le encantaba. De algo que hace por obligación pasa, con muchos esfuerzo, a deportista de élite: 29 veces campeón del mundo.
-Así es la vida. Son muchos los nadadores que ganan medallas y que empezaron a nadar por prescripción médica. Una de las nadadoras que más admiro es Janet Evans y también empezó a nadar por un defecto físico llegando a ser ganadora de cuatro medallas de oro olímpicas. Está considerada prodigio de la natación.
-Con esto me quiere decir que no todo consiste en estar en forma física y tener buena técnica sino en la actitud: en querer.
-Sí. Mi vida ha sido eso: quería ganar, me esforzaba y, a veces, lo lograba. Si no lo lograba lo volvía a intentar. Creo que si de algo soy ejemplo es de constancia, motivación y sacrificio. Y claro está, de pasión en lo que haces.
-Se retiró de la competición en el 2005. En su mente y su corazón, hoy día, alberga otras pasiones, porque en Los Ángeles, mientras se entrenaba y "trabajaba duro" para ser campeón no abandonó los estudios...
-En Los Ángeles, California, donde viví diez años, estudié arquitectura, economía y arte. Yo me marché allí porque quería entrenar con los mejores y, éstos, estaban en Los Ángeles. Era consciente de que la vida del deportista de élite es limitada y me preparé para la transición (que impepinablemente llegaría). Es decir, era bien consciente de que la vida de deportista de élite no era para siempre. Disfruté de esa etapa y logré muchas medallas, pero es una etapa de mi vida.
-Qué campeón (en la carrera de la vida)... La vida hay que saber vivirla y tomamos decisiones continuamente (somos seres libres).
-En el 2005 con una medalla de oro en la mano, decidí que era el momento de retirarme. Consciente de que la vida del deportista de élite no es para siempre cuando sentí que la etapa de las competiciones había llegado a su fin tomé la decisión de emprender otros caminos, apasionarme por otras cosas.
-Conserva buenos recuerdos de esos diez años en Los Ángeles (California).
-Fueron diez magníficos años en los que pude formarme como campeón sin descuidar los estudios. En este país, si eres muy bueno en algo, te ayudan a desarrollar los talentos que tienes y te dan facilidades (de lo que pude beneficiarme). Tuve la suerte de haberme formado en ese ambiente. Ahí entendí (y vi con mis propios ojos) por qué es un país con tantas medallas de oro en las olimpiadas.
-Pionero en España como nadador de espacios abiertos...
-Lo de natación en espacios abiertos me lo propuso en Los Ángeles un entrenador que se dio cuenta de que era un tipo de actividad física que, por mi forma de ser, se me podría dar bien. No se equivocó.
-Ha logrado repetir con éxito el reto que realizó por primera vez hace 25 años. Consiguió 'escapar' de la cárcel de Alcatraz y llegar a la Bahía de San Francisco completando un total de 7,9 kilómetros, que separan la isla de la costa, en menos de dos horas.
-Con este desafío deportivo he querido celebrar el 25 aniversario del que fuera mi primer reto realizado como nadador. Lo que empezó siendo una apuesta con unos amigos ha terminado con una gran satisfacción. Me he vuelto a lanzar a las frías aguas de San Francisco por una apuesta que tenía con mis amigos, que creían que con mi edad no estaba en forma.
-Pese a haber completado el reto con éxito, los infortunios han hecho que fuera aún más épico.
-Las condiciones han sido quizás más difíciles de lo que pensaba al principio. Las principales adversidades han sido la terriblemente baja temperatura del agua (14°C), las fuertes corrientes que se unen a la fuerza de la marea y el temor a los tiburones blancos, ya que de vez en cuando se avistan por la zona.
-Un agua tan fría no la recordaba...
-No. He sentido más el frío del agua que la otra vez, pero fuera de eso, me he dado cuenta de que me encuentro físicamente igual o mejor que antes. Sigo haciendo una hora de pesas al día y nado dos horas también cada día.
Cuando nadaba en "la fuga de Alcatraz" en qué pensaba... ¿Qué le pensamientos le asaltan cuando nadaba y que no se podía permitir escuchar...?
-No pienso en que no puedo lograr el objetivo marcado, al contrario, pienso en que puedo hacerlo. Los tiburones blancos pensaba que no estaban (aunque podían estar) y que ningún daño me iban a hacer. Estuve muy cerca de las focas blancas que son el alimento de los tiburones. No me dejé llevar por el pánico. Es todo actitud.
-¿En qué se parece la vida que llevaba antes de campeón de medallas a la de ahora?
-Se parecen en la pasión que pongo en lo que hago.
-Ya veo que está muy bien físicamente porque, una vez en el agua el pasado septiembre, se ha encontrado a gusto y ha querido ampliar el recorrido.
-Para demostrar mi buen estado de forma física actual he querido alargar un poco más el recorrido llegando hasta la zona del Golden Gate y posteriormente haciendo pie en San Francisco.
-Prefieres que te recuerden como luchador y no como campeón.
-Llegué a ser campeón y a desafiar retos no solamente por estar en buen estado físico (algo que es fundamental) sino por la actitud. Al final, no gana el que tiene una mejor constitución física sino el que tiene una mejor actitud mental. Trabajo físico y mental. Hay que trabajar para conseguir la victoria. Me entrenaba ocho horas al día, pero en el mundo del deporte lo mental es más importante que lo físico. Nadal es fuerte, buen deportista pero ha ganado todo por su fuerza mental.
-Es un aniquilador de retos.
-En mi vida siempre me marqué retos y lo sigo haciendo. Ahora me dedico a la arquitectura, no me entreno ocho horas diarias ni compito. Todo lo que aprendía mientras competía lo aplico a la vida de hoy, no he cambiado en esencia. Mi lema es tener pasión y trabajar por lo que te apasiona.
-Posee un empuje y fuerza motivacional brutal. Ha conseguido cosas que parecen imposibles. Es una máquina de hacer cosas imposibles, un marciano, único, genuino, el primero y el único.
-No siempre ganaba, pero no me desanimaba. Todas las personas pueden motivarse y trabajar con pasión. Mi trayectoria profesional la concentro en motivar a la gente y doy charlas motivacionales. El éxito es demostrar que puedes. Cuando subes después de haber caído y te levantas con más fuerza, eso es para mí el éxito.
-Pionero en España del nado en el mar, siete medallas mundiales, un icono además de “retos” televisivos y apariciones en la gran pantalla en los primeros años de este siglo. ¿Quién te ha apoyado en todo momento?
-Mi familia siempre ha estado ahí, para mí siempre ha sido importantísima. Estamos muy a gusto todos juntos, nos queremos. Cuando vivía en Los Ángeles venían a verme muchas veces. Creo en el valor de la familia.